Lorraine Hunt Lieberson. Dawn Upshaw. Willard White. Theatre of Voices. London Voices. Deutsches Symphonie-Orchester Berlin / Kent Nagano. Escena: Peter Sellars.
Arthaus, 101669 (DVD)
NATIVIDAD CONTEMPORÁNEA
Adams no ocultó su ambición de componer una obra que se situara en la tradición del magno oratorio haendeliano: una suerte de Mesías para nuestros días. La fecha de estreno, diciembre del 2000, constituyó asimismo una declaración de intenciones: umbral del nuevo milenio. Y buena parte de las decisiones que sustentan musical, conceptual y dramáticamente El Niño hay que contemplarlas desde ese punto de vista.
Si en el argumento de anteriores obras John Adams había roto tabúes que rodeaban la tradición operística, al elegir temáticas contemporáneas (el conflicto árabe-israelí en The Death of Klinghofer y la Guerra Fría en Nixon in China), también El Niño se asentaba en una propuesta singular: un oratorio dedicado a la navidad, en una visión que aunque utilizaba iconografía cristiana, quería ubicarse más allá de cualquier dogma. De hecho, Adams y el director de escena Peter Sellars, quien en esta ocasión adquirió caracteres de co-autor, combinaron los evangelios oficiales con los apócrifos y con soberbios poemas de escritoras latinoamericanas, como Gabriela Mistral, Rosario Castellanos o Sor Juana Inés de la Cruz, para narrar el nacimiento, entendido como milagro profano y cotidiano, desde la voz femenina. No sólo el título pues proclama el vínculo latino: buena parte del mismo está cantado en español, y la película que se proyecta en el escenario junto al movimiento de los bailarines y cantantes recoge imágenes de la comunidad latina de Los Ángeles. Ese anclaje en un contexto concreto, bien conocido y amado por ambos (tanto Adams como Sellars viven en California), resulta de hecho esencial para liberar la obra del peligro de esa espiritualidad new age y de cierta estética kitsch que asoma en algunos momentos de la misma.
Parece hoy más fácil reactivar un referente religioso de carácter trágico, como el del requiem, que uno ligado a la exaltación afirmativa. Pero El Niño acaba imponiéndose a las, en buena parte fundadas, reticencias, por el extraordinario diálogo y la perfecta combinatoria lograda entre los diversos componentes del espectáculo. Es gracias a este registro audiovisual, ahora reeditado, como puede entenderse la totalidad en la que se asienta el oratorio, totalidad a través de la que adquiere toda su eficacia. Resulta difícil pensar en mejores intérpretes: precisa, nítida e impetuosa dirección de Nagano; entregadas intervenciones de los tres solistas vocales, Dawn Upshaw, Willard White y la desaparecida Lorraine Hunt Lieberson; las presencias de los bailarines duplicados, en escena y en pantalla, o las voces de los tres contratenores del Theatre of Voices, que actúan como narradores de la historia, son los hilos que quedan unidos por la música de Adams, cuya peculiar elaboración del lenguaje minimalista se sabe renovar con un desinhibido melodismo, con la exploración de unas atmósferas extáticas y con una sensualidad tímbrica plenamente adecuadas a esta natividad contemporánea.
David Cortés Santamarta