A veinte años de su composición, Asyla, la que fuera primera partitura orquestal del británico Thomas Adès (1971) continúa manteniendo intacta toda la insurgente potencia y el vigor que nos deslumbró en la primera escucha. Si entonces se trataba de una suerte de plena consagración de un talento juvenil (por su edad, que no por su lenguaje), el presente registro, que incluye las tres obras orquestales del autor, sirve tanto para confirmar el lugar privilegiado que ocupa en el panorama compositivo actual, como para valorar la inteligente posición de Adès ante ese temprano éxito. Esta trilogía (a la que se une el más testimonial Lied Brahms) permite admirar el magnífico dominio de Adès sobre el material musical, en el que se aúna la aplicación de una exigente lógica y una exploración, nada estéril, de la complejidad, como en Polaris, con un tratamiento exuberante y atrayente de las texturas tímbricas ¡asombrosa su labor en Tevot! y una mirada abierta que, sin caer en un vacuo eclecticismo, le permite incluir entre sus referentes tanto la reiterativa métrica del techno como las resonancias wagnerianas. La dirección de Adès, aunque carece de la incisividad y del inextinguible dinamismo de Rattle en Asyla y Tevot (Emi) es, sin embargo, igualmente soberbia en su precisa atención al detalle, lo que queda acentuado por la toma sonora.

David Cortés Santamarta