Escuchando ya la obertura de la grabación que el sello Naxos tomó en vivo en Bulgaria durante los primeros días de enero de 2019 de esta opereta olvidada de Johann Strauss II, uno se puede preguntar cuál ha sido la razón del poco interés que ha despertado desde su estreno (en el siglo XX parece haberse interpretado completa únicamente en los años 30, en la radio vienesa).

Muchos lo achacan a un libreto de Rudolf Kneisel que no cuajó entre los espectadores de la época, aunque la música es digna de competir con las más famosas piezas que todos conocemos y apreciamos del compositor, por lo inspirado de sus melodías y los números de conjunto que cierran los actos: algunos sonarán incluso a los más aficionados a sus valses y polkas instrumentales, pues algo del material de esta opereta sirvió para componerlos.

La versión, a cargo del imaginativo director italiano Dario Salvi, prescinde de los diálogos hablados y presenta únicamente los dieciocho números musicales, con una duración que ronda la hora y media larga y en la que un profesional plantel de solistas muy implicados y una precisa Filarmónica de Sofia, cuyo coro se convierte en gran protagonista a lo largo de la función, firman una más que digna recuperación de esta rareza del catálogo straussiano. 

Pedro Coco Jiménez