El trabajo con jóvenes orquestas siempre es una experiencia muy enriquecedora, tanto para los intérpretes, con una carrera musical en despegue, como para el director, el cuál puede experimentar cosas que con una orquesta profesional seguramente no podría. En el caso de la presente grabación, cabe decir que hay que reconocer el buen trabajo de la Klangkollektiv Wien, una joven orquesta formada por músicos que seguro harán una carrera musical profesional. El problema del disco, objeto de nuestro estudio, es que lo tenemos que analizar no desde un punto de vista de proyección de jóvenes músicos sino como una versión de referencia de las dos obras que contiene: la Obertura Egmont y la Sinfonía Heroica de Beethoven.

Se trata de obras muy exigentes, donde la orquesta responde solventemente en cuanto a afinación y empaste, pero falta fuerza y energía interpretativa, tan necesaria en Beethoven. Al Finale de la Heroica le falta además un tempo más vivo, mucha más profundidad en su segundo movimiento, un sonido más punzante a los metales para imitar la sonoridad de lo que serían los metales de la época de Beethoven... En definitiva, no es un Beethoven malo el que suena aquí, pero sí descafeinado.

Rémy Ballot, a la dirección, podría haber arriesgado más con esta orquesta, potencialmente buena. Así lo hacía Claudio Abbado con sus jóvenes orquestas con resultados increíbles. ¿Por qué Rémy Ballot no arriesga más aquí, como sostenía Abbado? Seguramente por su seguridad.

Àngel Villagrasa Pérez