Händel: himnos, coros y «concerti grossi» (OCNE - Madrid)
Madrid -
18/02/2019
Händel por partida múltiple con William Christie, en la programación de la Orquesta Nacional de España. Una apuesta arriesgada. Sí. Y no me refiero, naturalmente, a la figura musical que visitara dicha temporada, cuya corrección, experiencia atesorada y savoir-faire son excelentes… Sino en la condición de, por un lado, un programa monográfico, sobre una estética, como el barroco, que no es precisamente la más transitada por las orquestas sinfónicas, con obras instrumentales intercaladas y corales sucesivas, y, de otro, la posición “historicista” que envuelve el aura del director invitado y que pudiera chocar con dinámicas… “de temporada”. Y es que a nadie se nos escapa algún que otro fiasco años ha, con obras barrocas o clasicistas -el caso que recuerdo-, donde cierta falta de comunicación entre podio y orquesta junto a tempi exigentes, dieron resultados contrarios a los deseados con esta provechosa práctica.
Pero éste no fue el caso de esta noche. Un talante historicista, con estimulantes disposiciones para los dos «Concerti grossi» -Alexanderfest y núm. 6 del op. 6-, donde brillaran sus solistas, con especial mención del concertino. Apostillar sólo que la disposición de estas piezas en programa no ayudó al reflejo entusiasta del público, que, un poco en broma un poco en serio, tuvo que ser “estimulado” en el segundo de aquellos -el núm. 6 del op. 6-, nada menos que tras su primer movimiento (!?)… y… ¡aplaudiendo… desde el propio podio! Al margen de lo anecdótico, una forma eficaz de centrar la atención del público en aquellas obras instrumentales que, quizás de esta guisa tan coral, compacta y aparente… no quedaban demasiado “visibles”.
Una apuesta coral, pues, bien pertrechada, con los dos Coronation Anthems -Himnos de la Coronación-: (1.) El Rey se regocijará y el, popularizado, (3.) Zadok, el sacerdote…, pero, sobre todo, con una selección de números corales, para terminar la primera parte, de: Israel en Egipto. Quizás otra disposición, dadas las circunstancias, disgregando la selección coral del oratorio citado -por ejemplo-, hubiera mejorado la recepción… Y no tanto de esta obra, que también, como de las que la acompañaban.
En cualquier caso, lo que cuenta es la interpretación musical, su riqueza, junto con el estímulo de autenticidad interpretativa que inoculó a los presentes y que tanta falta hace a estas temporadas sinfónicas -más sobre las butacas que en las tablas-, llevado con inteligencia y garantía, y recibido con -“limitada”, a tenor de la incitación implícita de aquel aplauso extemporáneo- devoción. Por cierto, de propina… ¿a ver si lo aciertan…? Han dado en el clavo… El inevitable ¡Aleluya! del oratorio El Mesías.
Luis Mazorra Incera
Orquesta y Coro Nacionales de España
William Christie.
Obras de Händel.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.