Interprete lo que interprete, John Eliot Gardiner es uno de esos directores que no solo nunca defrauda, sino que consigue siempre imprimir vida, color, frescura, a aquello que aborda. En una palabra, es una garantía. Y así lo volvió a demostrar en su visita anual al Palau de la Música Catalana, una sala por la que parece sentir un especial fervor. La obra escogida en esta ocasión fue Semele, de Haendel, en una producción que recaló el 24 de abril en Barcelona tras su estreno en París y antes de su llegada a Londres, Milán y Roma.
¿Oratorio, ópera? Semele es una obra extraña, una que rompe fronteras entre géneros, pues presenta un argumento mitológico como tantas otras óperas serias italianas del Barroco, pero sigue una estructura novedosa, más próxima al oratorio, lo que permitió a Haendel aumentar el número de los coros e introducir duetos, cuartetos y recitativos acompañados que rompen la monótona sucesión de recitativos y arias da capo de las óperas de su tiempo. Ello le da un sentido teatral muy moderno que esta producción explotó convenientemente, no solo en lo que a la dirección musical de Gardiner se refiere, sino también a la dirección escénica de Thomas Guthrie, tan ágil y viva como para no necesitar de decorados y superar con creces lo que en el programa de mano se calificaba como “versión de concierto”.
Los cantantes pusieron la guinda al pastel: Gardiner sabe escoger voces para sus proyectos, y aquí no fue una excepción. La soprano Louise Alder abordó con sensibilidad y brillantez técnica el exigente rol de Semele, y no le fue a la zaga la mezzosoprano Lucile Richardot en el doble papel de Juno e Ino gracias a una voz plena y de amplio registro, y a una capacidad actoral más que notable. Brillaron también el tenor Hugo Hymas, un expresivo y muy humano Júpiter; el contratenor Carlo Vistoli como Athamas, siempre pulcro en el fraseo y las agilidades, y el bajo Gianluca Buratto como Cadmus y Somnus, con sus graves profundos y bien timbrados. No menos impecable fue la labor del Monteverdi Choir, algunos de cuyos miembros se hicieron cargo de las arias de personajes más episódicos en una muestra de la extraordinaria calidad de esa formación. En cuanto a la orquesta, nada que comentar: tiene un sonido redondo, es suntuosa cuando la situación lo requiere y en todo momento flexible, colorida… El instrumento adecuado, en suma, para que Gardiner haga volar la música de Haendel y nos envuelva con ella.
Juan Carlos Moreno
English Baroque Soloists / John Eliot Gardiner.
Louise Alder, Hugo Hymas, Lucile Richardot, Carlo Vistoli, Gianluca Buratto.
Monteverdi Choir. Semele, de Haendel.
Palau de la Música Catalana, Barcelona.