En un principio, el recital de la Yoncheva se anunciaba como el acontecimiento de la programación del ciclo Voces del Teatro Real. Después, a la vista del programa, canciones, no arias, de Verdi, Leocavallo, Gilda Ruta, Tosti, Martucci, Tirindelli y Puccini, y acompañada por un piano, las expectativas fueron decayendo. A esto se añadió que la soprano búlgara venía embarazada de siete meses, motivo por el que había cancelado sus actuaciones en Norma en la Bayerische Staatsoper y, en el mes de agosto, en Medea de Cherubini en el Festival de Salzburgo, en el que ya, en 2016, también canceló su participación en la versión en concierto, junto a Placido Domingo, de Thaïs de Massenet. En fin, el panorama no era de lo más halagüeño.
Yoncheva ya había cantado en el coliseo madrileño en 2009, en un Don Pasquale dentro del proyecto Opera Estudio en el que destacó como una estupenda Norina. El mismo año regresó para el breve papel de Giunone en el Orfeo de Monteverdi, a las órdenes de uno de sus mentores, William Christie, y en 2014 como Juliette, en versión de concierto, junto a Alagna, como Roméo, y dirigida por el gran Plasson. Entonces comenté: “Yoncheva, aunque su voz resulta ligeramente forzada en la zona aguda y no resuelve con total limpieza el paso de la voz, ofreció una notable interpretación del personaje. Quizá a mí me gusta más exquisitez y menos opulencia pero en general se desenvolvió con más que dignidad”.
En 2017 llegó su momento, el papel protagonista de Norma, tras la renuncia de Netrebko, en la Royal Opera House de Londres. Desde entonces su ascenso ha sido imparable, sus teatros habituales son la Staatsoper de Berlín, la Bayersiche Staatsoper, el Met de Nueva York, la Royal Opera House, la Opera de París, el Festival de Salzburgo y el Teatro alla Scala de Milan, donde se atrevió, nada más y nada menos, con la Imogene de Il Pirata, que escucharemos el próximo Noviembre en el Teatro Real. Su repertorio es amplio, desde Monteverdi, a Verdi, Cherubini, Puccini, Bellini, etc. Una todo terreno.
En Madrid se presentaba como gran estrella en el concierto que comento y ha sido decepcionante. Por supuesto su voz es grande, con un timbre bellísimo, un centro ancho y firme, pero los defectos que he comentado de su actuación en el mismo teatro, como Juliette, se mantienen. Para empezar el Real no la arropó como debía; como muestra, un programa de mano que rozaba lo vergonzoso, ninguna traducción de las canciones durante el concierto y un simple piano, tocado por Antoine Palloc, sin ningún relieve. Otro punto negativo fue el repertorio elegido, canciones sin mucha enjundia entre las que destacaría “L’Esule” de Verdi, con casi idéntica melodía que “Tacea la notte placida” del Trovador con cabaletta incluida, bien resuelta. El resto fue bastante monótono. Por cierto, una de las canciones de Puccini, similar al vals de Musetta de La Boheme.
Para finalizar y evidentemente para salir del paso, cantó “Dove lieta usci” de La Boheme, una pretendidamente sexy habanera de Carmen, un horroroso “O mio babbino caro” de Gianni Schichi, donde la soprano tuvo tropiezos a troche y moche, falta de afinación, problemas en los pianos, ausencia de exquisitez, y una anodina “Adieu, notre petite table” de la Manon de Massenet.
Como aclaración quiero decir que considero a Yoncheva una importantísima soprano que por las circunstancias físicas se vio muy perjudicada en su actuación. De momento la veo muchísimas posibilidades en el mundo verista, ya que dispone de todo el “armamento” necesario para enfrentarse a él sin problemas, pero en el bel canto me plantea muchas dudas. Ojala me equivoque. Ya la veremos en Noviembre como Imogene, en Il Pirata.
Francisco Villalba
Recital de Sonya Yoncheva y Antoine Palloc.
Teatro Real, Madrid.
Foto © Javier del Real | Teatro Real