De la denominada trilogía Tudor de Donizetti que incluye Ana Bolena y María Estuardo, Roberto Devereux es la menos conocida e interpretada. Esta era la tercera ocasión que aparecía en las temporadas de los Amigos Canarios de la Ópera. Las dos anteriores estuvieron lideradas por dos protagonistas de fuste; Montserrat Caballé (1980) y Dimitra Theodossiu (2009). Basada libremente en las peripecias de Roberto Devereux en la corte de Isabel Primera de Inglaterra, la pieza se centra en las dos parejas que configuran los cuatro personajes principales: Roberto Devereux–Nottingham y Elisabetta–Sara, enfrentadas entre sí. Articulada a partir de varios dúos de gran impacto y escenas a solo, prescinde de elaborados concertantes (el que cierra el acto II no tiene la complejidad de otros del mismo Donizetti) a la vez que reduce la presencia de los secundarios como del coro a la mínima expresión. La culminación llega con la gran escena final, donde Isabel I se debate entre su deber como gobernante y sus humanos afectos. Es Isabel I la que domina la acción y sobre la que pivota el desarrollo dramático, en un notable retrato sicológico que exige de su intérprete dominio del más puro estilo belcantista, capacidad actoral para afrontar con verosimilitud la evolución dramática del personaje y vocalidad con enjundia en todos los registros, con requerimientos en centro y graves que le permitan afrontar con garantías los momentos más dramáticos y súbitos ascensos al agudo. A todo ello respondió admirablemente Yolanda Auyanet. La grancanaria ha desarrollado su amplia carrera teniendo al belcanto italiano como uno de sus pilares. Su previo rodaje con el rol le permitió una composición rica y contrastada, de expresivo y variado fraseo y amplio legato, a lo que se une una voz que ha evolucionado a lírica plena, manteniendo su personalísimo timbre, a la vez que ha ganado cuerpo en centro y graves, este último muy exigido en algunas de las frases de mayor impacto. Mantiene un agudo sonoro y bien proyectado sin asomo de vibrato. Si bien el recuerdo de Caballé es imborrable en la gran aria Vivi, ingrato y su cabaletta Quel sangue versato, Auyanet supo adaptarla a sus características, rubricando una escena final de gran impacto músico-teatral. José Bros se encargó del rol titular. El tenor catalán, también buen conocedor del belcanto italiano, mostró desenvoltura y conocimiento del estilo, junto a una técnica sólida que le permitió afrontar con garantías momentos como su escena del último acto, vocalmente incómoda y sin el lucimiento de otras arias para tenor de Donizetti. Paola Garcina compuso una Sara intachable, partiendo de una voz de mezzo lírica, sana y ortodoxamente manejada. El otro gran triunfador de la noche fue YoungJun Park como Nottingham, por su imponente voz de barítono dramático, que mueve con facilidad en todos los registros y capaz de dotar de credibilidad a los pasajes trágicos como a los poéticos, a lo que se une una presencia escénica monumental. Resolutivo el coro de los Amigos Canarios, pese a que su escaso número hizo más evidente cierta falta de empaste y exceso de vibrato en las voces femeninas. Rafael Sánchez Araña supo exponer el drama contenido en las notas, siempre atento a las necesidades de los cantantes, sin relegar la parte orquestal a un mero soporte de las voces, con pasajes de gran belleza instrumental como la introducción a la escena de la Torre. Una austera escenografía, basada en grandes paneles móviles traslúcidos, junto a un vestuario de inspiración decimonónica, salvo para la protagonista, con traje de estilo Tudor, permitió un movimiento escénico acertado por parte de Bruno Berger.
José Bros, Yolanda Auyanet, Paola Gardina, YoungJun Park, Gabriel Álvarez, Max Hochmuth, Julián Padilla.
Coro del Festival de Ópera.
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria/Rafael Sánchez Araña.
Escena: Bruno Berger-Gorski.
Teatro Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria.
Foto © Nacho González