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Crítica / Vox Luminis teatraliza la Pasión según San Juan de Bach - por Simón Andueza

Madrid - 16/04/2025

Los días previos a la Semana Santa son días frenéticos de actividades culturales, sobre todo de conciertos y festivales en torno a esta semana clave para la historia de la humanidad. Particularmente las Pasiones de Johann Sebastian Bach son la muestra más elevada de lo que esos días tan dramáticos de la vida, pasión y muerte de Jesucristo suponen para la inspiración artística de un genio tan único como el que nos ocupa. En España la tradición de interpretar estas monumentales obras se ha ido haciendo cada vez más recurrente con el paso de los años, aunque dista mucho de ser algo similar a lo que sucede en países como Alemania o en otros del centro de Europa, en donde hay agrupaciones musicales que realizan decenas de conciertos en torno a estas creaciones. Tuvimos la gran suerte, gracias a los ciclos de Impacta, de presenciar un concierto de dos de estas agrupaciones que se encuentran en plena gira europea interpretando la Pasión según San Juan, Vox Luminis y Freiburger Barokorchester, en una imborrable velada.

Como primer apunte del concierto debo remarcar el carácter de que ambas agrupaciones funcionan sin un director al uso, tal y como estamos acostumbrados. Vox Luminis es dirigido artísticamente por el bajo Lionel Meunier, pero siempre de un modo interno que favorece el diálogo camerístico entre sus cantantes al hacerse desde la propia agrupación y no desde fuera de ella, lo mismo que sucede con la Freiburger Barokorchester, que es liderada desde el violín por su concertino, Petra Müllejans. Esta circunstancia, sumada a la calidad musical máxima de ambos conjuntos dio como resultado una interpretación de la Pasión absolutamente especial, única e inolvidable.

Situadas sobre el escenario de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional, comenzó el concierto con el estremecedor y dramático coro Herr, unser Herrscher. De inmediato las cualidades musicales de coro y orquesta interpretando esa monumental música sobrecogió a todo el público, que permaneció, casi siempre, en un sobrecogedor silencio impresionado por lo que allí se escuchó. El texto de la pieza se entendía en todo momento con una claridad cristalina, favorecida por una igualdad absoluta en la emisión de cada vocal del texto, una afinación perfecta y un equilibrio sonoro suntuoso entre las voces entre sí y entre coro y orquesta. La expresión de los versos sonaba de un modo tan natural, sin artificios externos y con una vehemencia tal que estuvimos presenciando en ese número, pero también en el resto de la velada, de un acercamiento verdaderamente profundo, íntimo y espiritual en cada número.

Comenzó con su narración de los textos del Evangelio según San Juan el tenor Raphael Höhn, poseedor de una facilidad pasmosa en el registro agudo, lo que le permitió abordar el exigente y denso rol de Evangelista de un modo completamente natural y con una coherencia en la prosodia del texto fascinante, permitiendo que cada intervención suya se convirtiera en una musicalización del arte de los locutores de textos, cuya inteligibilidad fue mayúscula.

El rol de Jesús, el protagonista absoluto en torno a quien gira toda la Pasión, fue desempeñado por el propio Lionel Meunier, quien, continuando por la senda prístina de la naturalidad y de la expresión confeccionó un personaje de absoluta expresión dramática, huyendo del ensimismamiento de la propia voz o de la técnica vocal belcantista, para convertirse en un actor que declama en música su transcendental contenido, permitiendo que la acción concebida por Bach fuera de una fluidez inusitada.

Como contrapunto a estas dos figuras primordiales de la obra, los seis cantantes solistas que completaron los papeles solistas principales estuvieron escogidos con sapiencia para conformar un todo coherente, humano y decididamente teatral. Debemos destacar la intervención solista de la soprano Erika Tandiono en su aria Ich folge dir gleichfalls, de una naturalidad e igualdad técnica en su registro admirables, que permitieron una fluidez en la melodía y un diálogo constante con los traversos solistas, magistralmente tocados por Daniela Lieb y Sophia Kind. Asimismo, el contratenor Alexander Chance irradió una especial luminosidad espiritual y una conexión natural entre público y música con sus dos excepcionales arias, ¡Von den Stricken meiner Sünden y Es ist vollbracht!, esta última acompañada de un violagambista solista de excepción, Juan Manuel Quintana, quien mantuvo una línea sonora delicada, expresiva y doliente en su compleja y monumental línea. Los tenores Richard Resch y Vojtěch Semerád mostraron sus distintas capacidades expresivas en cada aria encomendada, el primero de una línea de canto refinada y de suma belleza, mientras que el segundo evidenció un arrojo expresivo capaz de plasmar el afecto barroco más intenso mediante su timbre incisivo y su voz de buena impostación. Por su parte, el bajo Sebastian Myrus exhibió la belleza de su timbre y una aproximación muy personal a cada pasaje por él interpretado con una musicalidad espléndida. Debemos añadir que cada cantante solista, con excepción del Evangelista, cantó también todas las partes corales del oratorio.

Vox Luminis asombró a todo el público con sus cualidades que tanta fama mundial le han hecho famoso. Compuesto en esta ocasión por veinte miembros, la claridad de cada una de sus cuerdas, sumada a una afinación exquisita, acompañada de un equilibrio entre sus voces impecable, además de unas trabajadas agógica y dinámica en cada número, permitieron que contempláramos en directo a uno de los grupos vocales de mayor calidad musical existentes hoy en día. Pudimos comprobar que la realidad supera a cualquier grabación que hayan realizado, puesto que la emoción de la experiencia del directo es incomparable a la de la música del mejor de sus discos. Además de realizar un ejercicio admirable en cada uno de los coros del oratorio, como las fascinantes turbas de cruda expresión y el vivacísimo tempo de asombrosa claridad o riguroso tempo, debemos reflexionar sobre la naturalidad y profundidad conseguida en cada coral escrito por Bach, en donde el texto fue el protagonista absoluto de su interpretación, consiguiendo que el afecto preciso de cada oración estuviera al servicio de los tempi o de las articulaciones. El sonido global de cada coral fue, asimismo, de una belleza sonora asombrosa.

La Orquesta Barroca de Friburgo fue el conjunto instrumental perfecto para completar una conjunción exquisita entre ambos conjuntos. No hubo dirección alguna ni en los recitativos ni en las arias, ya que los excepcionales instrumentistas que la componen mantuvieron un contacto permanente y un respeto y complicidad absolutos con cada cantante, permitiendo una fluidez y naturalidad absolutas en cada recitativo y en cada aria.  En este aspecto fueron fundamentales los músicos que conformaron el bajo continuo, el violonchelista Daniel Rosin, el laudista Simon Linné y el organista Torsten Johann.

Las secciones que conformaron el tutti orquestal fueron de una calidad indiscutible, puesto que cada músico demostró una calidad de conjunto e individual máximas, destacando las secciones de violines de sonido bello y de empaste absoluto. La sección de vientos de lengüeta la compusieron, asimismo, excelentes músicos que debemos mencionar, los oboístas Gustav Friedrichson y Simon Boeckenhoff y los fagotistas Tomasz Wesolowski y Christina Hahn, mostrando cualidades musicales magníficas tanto en sus intervenciones a solo como en las de conjunto.

Una enfervorecida respuesta del público ovacionando a todos los intérpretes despidió a todos ellos, quienes fueron cariñosamente presentados y felicitados uno a uno por Lionel Meunier.

Simón Andueza

 

Raphael Höhn, tenor, Evangelista. Lionel Meunier, bajo, Jesús. Erika Tandiono y Viola Blache, soprano, Alexander Chance, contratenor, Richard Resch y Vojtěch Semerád, tenores, Sebastian Myrus, bajo.

Vox Luminis, Freiburger Barokorchester.

Pasión según San Juan BWV 245, Johann Sebastian Bach (1685-1750)

Ciclo Impacta. Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid.

10 de abril de 2025, 19:30 h.

 

Foto © Simón Andueza

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