Javier Camarena es, sin duda, uno de los grandes tenores de hoy y lo es por su sentido de la responsabilidad, avisó que estaba con un resfriado, pero con una gran voluntad, una gran técnica y un encomiable entusiasmo se puede superar todas las dificultades de un recital no muy largo, aunque sí difícil, y que, solo en contadas ocasiones se notó su situación.
Camarena está evolucionado su carrera, desde su inicio, hace muchos años, como tenor ligero de una musicalidad exquisita y ahora se adentra en el repertorio francés. Así empezó el recital con Romeo et Juliette, de Gounod, con un fraseo cuidadísimo, una seguridad en el agudo, a lo que siguió la primera aria de La favorite, cantada con una sutileza y belleza vocal, sin notar cansancio. A continuación un fragmento de Le roi d’Ys de Lalo, expresada con desenvoltura y brillantez, para acabar la primera parte con dos partituras de Donizetti: la primera la inspirada página de Don Sébastien que cantó con su timbre bellísimo y un final bien resuelto, mientras volvió a deleitarnos con la calidad de su estilo en el esperada Le fille du règiment, manteniendo la seguridad en las notas agudas.
La segunda parte empezó con bel canto en I Capuleti e i Montecchi, que dio una lección de interpretación belliniana, para continuar con Lucia di Lammermoor, muy bien expresada, donde surgió un pequeño accidente, sin importancia. Hay arias que gustan a los cantantes y a Camarena le place la de Martha, de Flotow, a la que dio el carácter delicado, acabando el recital con el recitativo, aria y cabaletta de La traviata, cantadas con fraseo contrastado, pasión y entrega. En los bises nos deleitó con la romanza “La flor roja”, de Los Gavilanes, de Guerrero, con un sentido del texto emocionante para acabar, para alegría del público, con la canción catalana “Rosó” con sentido idiomático muy estudiado y con amor lleno de fuerza, a pesar que como dijo al acabar estaba, lógicamente cansado. Éxito total del tenor mejicano con un público entregado, ante un cantante que siempre da el máximo de si mismo, asumiendo los riesgos consecuentes.
El acompañamiento pianístico de Ángel Rodríguez apoyó al cantante.
Albert Vilardell
Javier Camarena, Angel Rodríguez.
Obras de Gounod. Donizetti, Lalo, Bellini, Flotow y Verdi.
Gran Teatre del Liceu, Barcelona.
Foto © A. Bofill