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Crítica / VOCES8, carisma, perfección y espectáculo - por Simón Andueza

Madrid - 24/01/2022

Se presentó en la Fundación Juan March el grupo vocal de cámara VOCES8, uno de los más afamados conjuntos británicos en la interpretación del repertorio vocal de cámara a capela, y que se han convertido en todo un fenómeno mundial de masas, gracias, además de sus excelentes cualidades artísticas, a una ardua, concienzuda e inteligente labor de marketing y promoción, tanto en los circuitos tradicionales como en las redes sociales, en las que cabe destacar su labor de grabación y difusión de sus exitosos y pulcros vídeos musicales, alguno de los cuales ha alcanzado la asombrosa cifra de más de tres millones de visualizaciones en YouTube.

El programa anunciado en un principio sufrió considerables variaciones al encontrarse indispuesta una de las sopranos, Andrea Haines, y que fue sustituida por Eleonore Cockerham, predecesora de Haines en el grupo.

Con una estudiada puesta en escena, anunciada por la impecable disposición de los atriles en el escenario, el octeto inglés apareció en escena con la interpretación de la jovial O clap yor hands together, de Orlando Gibbons, partitura a 8 voces que con unos motivos breves y festivos alaba a Dios, y que permitió distinguir sin dificultad alguna cada uno de los timbres del conjunto británico gracias a una acústica carente de reverberación, que dificulta sobremanera la labor de un grupo tan reducido a capela y que expone absolutamente al público cada detalle, articulación o fallo -si lo hubiere- ya que no es este el caso que nos ocupa.

Inmediatamente después, Barnaby Smith, fundador y alma mater del proyecto, explicó, de un modo muy ameno y en riguroso inglés, el siguiente bloque de tres piezas basadas en el texto de la oración Ave Maria, puesto en música por autores tan dispares como Palestrina, Stravinsky, Rachmaninov y Arvo Pärt, que hizo ver al público el verdadero sentido del programa, cómo la música religiosa ha utilizado los mismos textos durante siglos consiguiendo verdaderas joyas artísticas de grandes compositores.

En la pieza de Palestrina se puso a prueba la capacidad del magnífico legato y fraseo de los intérpretes, puesto que la pieza está escrita a ocho voces en dos coros que deben mantener la línea vocal para conformar un precioso conjunto, tan típico de la policoralidad de comienzos siglo XVII, que por otra parte suele verse favorecida por la amplificadora acústica de las iglesias. Las otras dos obras marianas fueron una absoluta delicia para los oyentes, evidenciando una absoluta conjunción de todas y cada una de las voces, tanto en afinación como en equilibrio vocal, fiato y fraseo, regalándonos unas interpretaciones muy difíciles de igualar por un grupo de ocho miembros, puesto que estas piezas, especialmente la de Rachmaninov, está ideada para un gran coro, lo que obligó al ensemble a realizar largas pausas de respiración entre sus densas secciones.

Jonathan Pacey, bajo que ha anunciado su retirada de VOCES8, tomó el relevo a Smith en la labor de la explicación del siguiente bloque, compuesto por tres piezas de inspiración isabelina de los autores británicos Byrd, Weelkes y Britten. Las dos primeras fueron interpretadas por seis de los cantantes, al estar escritas a seis voces, destacando especialmente la teatralizada interpretación de As Vesta was from Latmos Hill descending de Thomas Weelkes, jubiloso madrigal profano de carácter pastoril que exalta a la reina británica, logrando una fresca, carismática y divertida versión que nos recordó a los King’s Singers de los años 70,  a través de simpáticos gestos corporales que invitaban a la danza y a la celebración.

La pieza que cerró este círculo, Choral Dances de Gloriana, de Benjamin Britten, fue una dicha de seriedad, madurez musical y una muestra fabulosa de los cambios inmediatos de carácter expresivo, dignos sucesores de los afectos barrocos. Esta compleja selección de seis danzas de la ópera Gloriana, llena de recursos expresivos, volvió a demostrar la capacidad hipnótica que VOCES8 consigue en los momentos de igualdad y equilibrio por muy compleja que sea la escritura. Debemos destacar la belleza de los timbres masculinos en la danza Rustics and Fisherman, desempeñada a uno por voz por los dos tenores y los dos bajos.

El siguiente bloque, introducido nuevamente por Barnaby Smith, nos condujo a tres complejas piezas del siglo XX, además de la obra de Thomas Tallis, que fue de lo más emotivo de la velada. Comenzando por el bellísimo Ave maris stella de Edvard Grieg, en donde la deliciosa melodía principal fue acompañada por la voz pura, cristalina de la soprano Eleonore Cockerham, quien exhibió una capacidad asombrosa por llegar a los sobreagudos de un modo absolutamente natural, y curiosamente con una ausencia total de vibrato, algo presente en todos y cada uno de los intérpretes que consigue un resultado de total transparencia, afinación y balance sonoro que algunos tildan de frialdad. La pieza de Philip Stopford, también Ave maris stella, ahondó en el precioso sonido de conjunto que logran los británicos a través de estos recursos, ayudado en la formidables close harmonies de la obra.

Concluyó este bloque una de las composiciones más especiales del concierto NIght prayer del anglosajón Alec Roth, quien consigue crear un universo fantástico de sonoridades, colores y atmósferas, desdibujando el motete de Thomas Tallis Te lucet ante terminum a través de acordes de sugerente sonoridad, y añadiendo una difícil y luminosa melodía para la soprano primera, que Molly Noon supo dotar de una magia especial, aún en el registro de agudos más extremos.

El barítono Christopher Moore explicó las otras dos obras, de Maurice Duruflé, su exquisito Ubi caritas et amor, que fue una delicia de dulzura y expresión contenida y la pieza homónima de Ola Gjeilo, compositor noruego que fue residente de la Fundación VOCES8, y que volvió a demostrar el empaste tan absoluto al que llega el conjunto inglés, en donde tenemos que destacar especialmente la sección al unísono de las tres voces femeninas, que sonaron como una única voz.

El concierto concluía oficialmente con Love Endureth de Roxanna Panufnik, compositora inglesa de ascendencia polaca, pieza que narra la persecución del pueblo judío por los egipcios, y que da muestras de esperanza y positivismo a través de una singular mezcla de melodías judías y sefardíes, en una compleja textura a ocho voces, y en donde volvió a destacar la bella voz de Eleonore Cockerham en su delicado solo.

Los insistentes aplausos y los vítores de la abarrotada sala de la Fundación Juan March obligaron a VOCES8 a realizar una propina de otro estilo al que están muy acostumbrados a aproximarse, con una pieza al más puro estilo de una big band de jazz clásico, a través de un arreglo que mezcla claras influencias de grupos como The Chordettes, o de los clásicos arreglos de los legendarios Swingle Singers, en donde Barnaby Smith, después de pronunciar unas sinceras palabras acerca de la Fundación VOCES8 y de su fantástica labor pedagógica, presentó individualmente a los componentes del conjunto vocal, animando a los vítores de un público que se movía irremediablemente en sus butacas.

Simón Andueza

VOCES8. Barnaby Smith, director artístico.

Polifonías. Obras de Orlando Gibbons, Giovanni Pierluigi da Palestrina, Igor Stravinsky, Sergei Rachmaninov, Arvo Pärt, William Byrd, Thomas Weelkes, Benjamin Britten, Edvard Grieg, Philip Stopford, Thomas Tallis, Alec Roth, Maurice Duruflé, Ola Gjeilo y Roxanna Panufnik.

Ciclo Reinterpretar los Clásicos.

Fundación Juan March, Madrid. 19 de enero de 2022.

Foto © Dolores Iglesias / Archivo Fundación Juan March

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