En un lugar tan especial como La Fenice, que para muchos ha quedado unido a las escenas iniciales de Senso de Visconti, ver la popular y gigantesca ópera de Verdi puede parecer un desafío o una temeridad. Para colmo con un espectáculo ya estrenado aquí mismo y parcialmente rehecho en época de covid y que apenas tiene el interés de alguna proyección, donde todos circulan con candelabros, el coro canta sentado y los cantantes, salvo algunas directivas claras, parecen librados a sí mismo.
Pero el misterio de la ópera es ese: Manrico, Leonora y el Conde eran debutes absolutos. Se quedaron en dos en mi caso porque en las últimas funciones Francesca Dotto tuvo que renunciar por salud y a reemplazarla llegó media hora antes de la función Isotton. Que estuvo más que bien superados los primeros momentos de cantar sin prueba alguna en una producción desconocida.
En particular destacó (nada menos) su último acto. No será una belcantista doc, pero recuerda mucho a las voces que cantaban el papel en los años treinta y cuarenta del pasado siglo (en mi caso no se trata de crítica sino de elogio). Poli fue un buen protagonista (y desde luego mejor que algunos de los que pasan hoy por grandes intérpretes de la parte) con muy buenas intenciones en el fraseo, una voz bella sin demasiado ‘squillo’ en zona aguda, pero incisiva y una actuación discreta.
El Luna de Olivieri fue notabilísimo, no sólo por el fraseo que desde la primera frase a la última nos dio a un noble altanero, pero joven y fundamentalmente cegado por un amor no correspondido, sino por la intensidad de la actuación y la fantástica línea de canto con una voz extensa y pareja además de bella.
Topciu fue una más que correcta Azucena aunque el agudo es con frecuencia metálico y el grave algo engolado, pero la voz es de buen color y corre. Lim se demostró como el buen bajo que es y destacó en el primer cuadro como debe ser. Los comprimarios fueron más bien modestos salvo el interesante Ruiz de Dionigi D’Ostuni.
El coro se lució, muy bien preparado por su director, Alfonso Caiani, y la orquesta sonó muy bien, probablemente algo fuerte en relación con el escenario y con algunos tiempos algo precipitados que le fueron impuestos por Ciampa quien, de todos modos, con esas reservas, dirigió bien la mayor parte del tiempo. Teatro completo y mucho aplauso, en particular al final del espectáculo.
Jorge Binaghi
Antonio Poli, Chiara Isotton, Carmen Topciu, Mattia Olivieri, Simon Lim.
Dirección escénica: Lorenzo Mariani.
Orquesta y Coro del Teatro / Francesco Ivan Ciampa.
Il Trovatore de Verdi.
La Fenice, Venecia.
Foto © Michele Crosera