Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Virtuosismo orquestal - por José Antonio Cantón

Alicante - 09/06/2022

Sólo han pasado cuatro años desde que se fundara la orquesta ADDA-Simfònica, verdadero acontecimiento cultural de la ciudad de Alicante. Sus dos últimos conciertos de la presente temporada que acaba de terminar así lo confirman, dada la absoluta excelencia musical mostrada en dos obras de máximas exigencias orquestales como han sido Los Planetas de Gustav Holts, de la que se ha dado cuenta ya en estas páginas, y la Décima Sinfonía en Mi menor, Op. 93 de Dmitri Shostakovich que va a ser objeto de parte de este comentario.

Cerrando el ciclo sinfónico, que sustenta la parte más sustancial de la programación del ADDA, el maestro Josep Vicent ha montado un concierto que se iniciaba con una versión para marimba del Concierto Heróico de Joaquín Rodrigo, en el que se pudo admirar el arte y conocimiento musicales del alicantino Conrado Moya al ser a la vez el realizador de la transcripción y, por ende, el más acertado intérprete imaginable de tal resultado.

Y así lo fue, dado el dominio técnico exhibido por este excelente percusionista y el respeto al pensamiento del autor, enriqueciendo los efectos de la obra al darle un aire de expansión sonora que genera sensaciones nuevas que terminan, después de su escucha, siendo muy gratificantes para el oyente, lo que permite albergar más que esperanza para que se sitúe en el repertorio concertante como una especie de ‘nueva’ creación de sólida razón estética.

Conrado Moya, desde su dúctil adaptación a la sugestiva sonoridad de la marimba, ha logrado que el brioso allegro inicial se dulcifique sin por ello perderse la brillantez del instrumento orquestal, entrando en una atmósfera acústica fascinante, que siempre fue muy adecuadamente respaldada por la calidad del recinto del auditorio en este sentido.

La Simfònica, como es referida en ambientes coloquiales por sus miembros, adquiría más protagonismo en el Scherzo subsiguiente, dejando patente la amplitud de su sonoridad y el equilibrio de sus vectores instrumentales mejorando las impresiones que produce la versión original de esta obra escrita para piano, convirtiéndose su apasionamiento pianístico en flotante sensorialidad sonora, cualidad muy cuidada por el solista-transcriptor que parece, en todo momento, situarse más allá de la inspiración del autor, buscando nuevos estímulos expresivos.

El fluido y a la vez oscilante timbre de la marimba quitó pesadez al movimiento menos agraciado de la obra, el Largo, sirviéndole a Moya para anticipar su dotes solísticas que tuvieron su esplendorosa confirmación en la obra titulada Romántica del gran vibrafonista francés Emmanuel Séjourné, que toco de bis ante los redoblados aplausos del público después de la autoridad demostrada y compartida con el maestro Josep Vicent en el Allegro maestoso que cerraba el concierto de Rodrigo. Su mutuo entendimiento fue clave para realzar ese rasgo de heroicidad que destila esta obra.

En muy pocas ocasiones se puede tener el privilegio de ser testigo de la selección, nacimiento, adecuación, conformación, reafirmación y consolidación de una orquesta. Es el caso de ADDA-Simfònica desde mi experimentado sentir musical. Sólo casos como Yevgeni Mravinski con la Filarmónica de Leningrado, Arnold Katz con la Filarmónica de Nobosivirks, éste durante cincuenta y un años, Neville Marriner con la Academy of Saint Martin in the Fields de Londres o nuestro venerado Ataulfo Argenta, modernizando a la Orquesta Nacional de España desde su fundación, pueden ser ejemplos y antecedentes de lo que está ocurriendo en Alicante con su Simfònica. Con toda seguridad, se la puede considerar una orquesta de autor, hecha a imagen y semejanza del pensamiento musical de Josep Vicent que, como ocurriera con Carl Schuritch en Argenta, ha tenido en Mariss Janson una gran referencia en ese proceso recreativo que supone cada actuación del maestro de Altea, logrando materializar todos los resortes internos orquestales hasta tal punto de que cada uno de los miembros de sus secciones instrumentales conozca y sienta la responsabilidad colectiva desde su área con un grado de compromiso y respuesta artísticos realmente dignos de admiración. Es así cómo ha logrado un nivel de virtuosismo musical de muy alta distinción dentro del actual panorama orquestal de nuestro país, como el que ha demostrado en la sobrecogedora interpretación de la Décima Sinfonía de Shostakovich, verdadero reto técnico y artístico donde los haya.

Josep Vicent se ha adentrado en cada uno de sus cuatro movimientos extrayendo lo mejor de sus músicos que parecían ser una proyección de sus gestos y movimientos, generándose esa respuesta plástica parecida a una ideal compañía de ballet sonante que favorecía la precepción del oyente, manifestándose simultáneamente a los sentidos de la vista y el oído en perfecta coordinación con las indicaciones del maestro, que permitía que los músicos tocaran solos con esa seguridad que da el saberlos integrados en la obra con trascendente compromiso artístico a tres bandas, con el compositor, con la dirección y entre ellos, sintiéndose el resultado de un solo instrumento.

En este sentido fue ejemplar el paso de la sección de madera, particularmente, oboe, flauta y fagot como elementos de gestación del Allegro que cierra la sinfonía, lleno de vitalidad y tensión emocional, con el que la orquesta se reafirmaba como una máquina de máximo nivel técnico como el demostrado más relajadamente en el Danzón nº 2 del compositor mejicano Arturo Márquez que se interpretó como bis final, viniendo a dejar un ambiente en el que su pulsión rítmica envolvía al espectador como un reclamo de baile, dejando una sensación unánime de elevada complacencia. Terminaba así la cuarta temporada de ADDA-Simfònica que pasará a su historia como la de su consolidación artística nacional e internacional, reafirmada esta última por el reciente éxito logrado en la famosa sala Funkhaus de Berlín con un aplauso de cerca cuarenta minutos que le llevó a tener que dar tres bises, dejando patente su indiscutible virtuosismo orquestal creado desde el entusiasmo y maestría de su fundador, Josep Vicent.

José Antonio Cantón

 

ADDA-Simfònica

Solista: Conrado Moya (marimba)

Director: Josep Vicent

Obras de Joaquín Rodrigo y Dmitri Shostakovich

Sala sinfónica del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) / 03-VI-2022

573
Anterior Crítica / Velada excepcional con dos obras maestras del s. XX - por Juan F. Román Rodríguez
Siguiente Crítica / Solistas de gala - por Luis Mazorra Incera