Un 14 de marzo de 1869 se creó la Sociedad Filarmónica de Málaga –la institución musical más antigua de la Península Ibérica- y en la misma fecha, pero 150 años después, la excepcional acústica de la Sala Mª Cristina de Málaga se llenaba de un público entregado al deleite de un Concierto a cargo del aclamado violinista malagueño Jesús Reina y de las cuerdas del piano del italiano Francesco Libetta.
La excepcional belleza y acústica de la sala (apreciada y reconocida en los ámbitos musicales europeos) enmarcaron un espléndido concierto bipartito.
La primera parte del concierto se inició con la Sonata para Violín y Piano en Sol menor, L148 del compositor francés C. Debussy (1862-1918) y que está dedicada a su segunda mujer Emma Debussy en 1917. La elegancia musical parisina de esta obra se mostró en su plenitud gracias al magistral arco de Jesús Reina y a la elegante acompañamiento de F. Libetta que podríamos considerar de un gusto interpretativo de encanto aristocrático, propio de épocas pasadas. Esta primera pieza del concierto nos muestra la técnica delicada y virtuosa de la composición de Debussy. Podríamos decir que el repertorio musical del concierto está concienzudamente seleccionado, pues con esta pieza se muestra un estilo compositivo influenciado no sólo por los aspectos musicales del pasado del que el propio Debussy bebió, sino de las impresiones que los acontecimientos sociales y culturales de la época dejaron en su sensibilidad. No olvidemos que Debussy se encontraba viviendo en una sociedad que se fragmentaba con la Primera Guerra Mundial. Esas vivencias que marcaron al compositor fueron plasmadas musicalmente en su obra. De hecho, el primer movimiento de esta sonata (Allegro vivo) refleja el tedioso despertar de un alma triste, para seguirle un segundo movimiento (Intermedio: caprichoso y ligero) que como su propio nombre indica es cambiante de semblantes; el tercer movimiento (Final: Muy animado) cierra la obra en forma de danza optimista.
El pianista Francesco Libetta (1968-) nos muestra con su propia composición de la Sonata para violín y piano “Con il senno di poi” (con el conocimiento del después), las nuevas formas compositivas del siglo XXI. Y aunque estemos ante una nueva forma de componer, nunca se puede obviar a los grandes clásicos. Para romper moldes y buscar lo nuevo, primero hay que ser conocedores del pasado. Es por ello, que la elegante forma de componer y de interpretar de Libetta aúna a la perfección los estilos compositivos del pasado y del presente, dotándolos de una frescura musical conseguida tras aprovechar al máximo todas las posibilidades y recursos compositivos y expresivos conocidos hasta ahora. Si nos centramos en saborear auditivamente esta sonata podemos percibir lo nuevo ya, de entrada, en el nombre de los cuatro movimientos: Allegro (con un cromatismo que podríamos considerar sentimentalmente como manifestante del dolor); Vivace (virtuosismo y elegancia no están reñidas, más bien forman una comunión musical perfecta); Tempo (donde la máxima expresividad de la melodía es la que impera); y el Finale: saltarello (el humor elegante italiano se manifiesta aquí). Jesús Reina mostró una interpretación todoterreno, no sólo manejando con su gran técnica y virtuosismo con el instrumento cordófono, sino dotando a éste de un atractivo que se hacía mágico al oído del oyente, logrando una simbiosis entre lo español y lo italiano, poniéndonos frente a un mediterráneo musical…
Tras el largo y también apasionado aplauso de un público integrado por socios y no socios de la Sociedad Filarmónica de Málaga, se reanudó la segunda parte del concierto, pero esta vez rindiendo homenaje a los grandes violinistas y compositores clásicos.
La primera obra de esta parte se centró en los Caprichos (composiciones escritas en forma de estudios) del gran N. Paganini (1782-1840). Uno de estos Caprichos, el número 11 en Do mayor –dedicado al compositor y pianista virtuoso Sigismond Thalberg (1812-1871)- nos muestra tres partes de gran dificultad técnica en las que la forma compositiva rezuma elegancia italiana desde ese comienzo cuasi operístico. Jesús Reina lo afrontó con tal naturalidad y elegancia interpretativa que arrancó un apasionado aplauso del público, para después proseguir con el Capricho nº 24 en La menor, uno de los más conocidos en el repertorio violinístico. Este Capricho –dedicado a sí mismo del puño del propio Paganini (Sepolto por troppo)- consta de tres partes claramente diferenciadas: la exposición del Tema. Quasi Presto, Variazioni (donde se muestra la melodía sufridora de las 11 Variaciones virtuosísticas) y un Finale apoteósico.
Tras los caprichosos virtuosismos de las composiciones de Paganini, el programa del concierto prosiguió ofreciendo al público dos obras del violinista austriaco F. Kreisler (1875-1962). Una de ellas fue Liebeslied y la otra la archiconocida melodía de la ópera de Gluck. El gusto aristocrático austriaco se unió a la interpretación de Reina e hicieron las delicias de un público escuchante de estas piezas de emoción contenida.
Para finalizar el programa se eligió al virtuoso maestro P. Sarasate (1844-1908) para interpretar el Capricho Vasco, Op. 24, una danza influenciada por el Zortzico Vasco. La pasión interpretativa con que realizó esta obra de gran complejidad técnica y rítmica, dejaron claro por qué Jesús Reina es uno de los más aclamados violinistas del panorama español y trascendencia internacional. Sus aventajados alumnos y alumnas de la conocida y prestigiosa Academia Iván Galamian tienen mucha suerte de contar con él, así como de ser él el propio creador de dicha Academia junto con su mujer, la también prestigiosa violinista noruega Anna Nilsen, quien días atrás también ofreció un concierto de gran altura con la Orquesta Galamian y dirigida por Francisco Valero- Terribas. Reina y Nilsen interpretaron como regalo al público Navarra, petición musical realizada por Gerardo Pérez (Vicepresidente de la Sociedad Filarmónica de Málaga).
Mejor broche de oro no pudo tener este completo programa que encantó al entregado público que aplaudió en pie la actuación del violinista Jesús Reina y del pianista italiano Francesco Libetta.
Verónica García Prior (docente y musicóloga)
Jesús Reina, violín. Francesco Libetta, piano.
Sociedad Filarmónica de Málaga.