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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Virguerías de Pacho Flores sobre Gabriela Ortiz y Paquito D’Rivera - por Ramón G. Balado

A Coruña - 19/04/2023

Concierto en el Palacio de la Ópera de A Coruña con la Orquesta Sinfónica de Galicia dirigida por Manuel Hernández-Silva con el trompetista Pacho Flores, pareja bien avenida en lo profesional por las veces en las que les tuvimos en sesiones, como la no tan distante en la que interpretaron el Concierto de Otoño para trompeta de Arturo Márquez y las Danzas latinas de Efraín Oscher, encargo de la RFG.

Pacho  Flores, nacido en el entorno del sistema de Orquestas Juveniles venezolanas, pronto se hizo merecedor de galardones como el Maurice André, el Philip Jones o el Città di Porcia, convirtiéndose en la figura internacional que conocemos, siendo además fundador de la Ac. Latinoamericana de Trompeta, en Venezuela. Asiduo de repertorios contemporáneos, estrenó obras de Roger Boutry, Efraín Oscher, Giancarlo Castro, Santiago Báez, J.C.Núñez o Sergio Bernal y los apreciados A.Marquez, Roberto Sierra, Paquito D´Rivera, C.Lindberg y Daniel Freiberg. Artista exclusivo de la firma Stomvi, cuenta con señeros registros: La trompeta venezolana-para Guataca Prod.-, Cantar- con la Berlin Konzerthaus O.-; Entropía- junto a Jesús Pingüino González- Medal Prize Global Music Awards-; Franctales- con la Ártica de Noruega y Christian Lindberg o Cantos y Revueltas, con la RFG y su colega en la batuta Hernández-Silva y Leo Rondón.

Estreno esta sesión con el Concierto para trompeta (Altar de Bronce), de Gabriela Ortíz -con la autora presente en la sala-, obra encargo de la orquesta, compartido con otras cuatro,  de esta compositora mejicana alumna de Antonieta Lozano, antes de ampliar en la London Royal School , centrando su magisterio con J.Castered-análisis musical-, en el Conservatorio Roissy-en- Brie (Francia) y especialmente en composición con Mario Lavista.

En 1985, accedió a los talleres de investigación de Federico Ibarra. Daniel Catán y Julio Estrada. Ya en 1987, se integraría en el medio de las artes escénicas con En busca del mambo perdido, como actriz, intérprete y compositora, probando tres años después en otra experiencia con la escultora Elena Ostervalder, en un proyecto multimedia, mostrado en el Heritage Village Columbus (Ohio), año en el que obtendrá el primer premio en el Concurso de Composición Alicia Urreta por el Cuarteto nº 1 para cuerdas, interpretado por el Cuarteto Latinoamericano. Fue asistente habitual de Federico Ibarra, en la ENM de la Universidad Autónoma de México, recibiendo  una provechosa beca para realizar un posgrado en la Guildhall School of Music and Drama (Londres), bajo la tutela de Robert Saxton. Entre sus obras  sinfónicas, destacan Patios, el Concierto Candela, Zócalo-Bastille y trabajos en el ámbito de la electroacústica, de proyección abiertamente avanzada.

Altar de Bronce, encargo de Pacho Flores, es un destilado de virtuosismo sin sobrados artificios, que contribuye  a ampliar el horizonte del instrumento en cuanto a registros y colores tímbricos para los que se utilizan instrumentos de cuatro pistones, alternando una corneta en Re, un fliscorno y dos trompetas , en Do y Re, encuadrando dos tiempos diferenciados claramente descriptivos: Estaño blanco plateado de escritura cristalina, marcado por una fanfarria de la que se impregnan el resto de solistas, para redondear con Cobre: color rojizo y metálico brilloso, impactante en beneficio para Pacho Flores, entre ritmos de cumbia que contagia al conjunto orquestal, culminado en una explosión de perfiles apoteósicos.

Paquito D´Rivera, con el Concierto para trompeta- primera vez con la OSG-, artista admirado y presente en certámenes de músicas latinas a lo largo de varias generaciones, desde su confirmación en los Estados Unidos, con la banda de D. Gillespie, con la estela de registros primordiales-Paquito  Blowin´- compartido con Hilton Ruiz, Jorge Dalto o Eddie Gómez-; Mariel; Havana Café- con Danilo Pérez-; Why Not!- Michel Camilo y Toots Thielemans-; Reunion- Arturo Sandoval-  y tras ser animado por Bebo Valdés, asentado en Estocolmo, desde 1994, producirá Bebo Rides Again. Dinamizó su gran orquesta Portraits of Cuba, incorporando standars como The peanut Vendor; Drume negrita o Échale salsita, puro destilado latino.

Paquito D´Rivera en ese enraizamiento neoyorquino  afortunado, preciso para comprender esa trayectoria y el resultado de composiciones como la elegida, será la consecuencia de la implantación del llamado jazz latino, en sus big-bands, desde el punto de gracia conseguido por Chico O´Farrill, con la suite Tanga, para una sesión conmemorativa del octogésimo aniversario del patriara Mario Bauzá, en el Teatro Symphony Space (Broadway), en el que estaba presente el productor Götz Wörner, de la productora Messidor, forjando un compromiso con Bauzá y su big band,  con los logrados resultados de Tanga, My Time is Now o 944 Columbus Avenue, contribuyendo a la recuperación de Bebo Valdés, asunto del que D´Rivera dejará noticia, primer trabajo de Bebo en 34 años y que conseguiría reunir de nuevo al músico con su hijo Chucho, el timbalero Amadito Valdes y otros colegas.

Bebo Rides Again, será un aldabonazo, al que se añadirá otra aventura de O´Farrill para un renovado homenaje al centenario del Carnegie Hall, en noviembre de 1990, con una big band de talentos latinos- Tito Puente, Paquito D´Rivera, Arturo Sandoval, Marco Rizo, Ray Mantilla y Daniel Ponce-, así hasta nuevos proyectos como Heart of Leyend, en el que confluyeron parte de estos músicos, en complacencia con otros como Cachao  y Cándido. En esta secuencia sin reposo y hasta el presente,  recordaremos la propuesta colectiva de la Tito Puente Golden Latin Jazz All Stars, que sin la menor duda comprometió de nuevo en el Village Gate a toda esta familia, en un Salsa Meets Jazz o la Jazz Gallery, del Upper Broadway, el Soundscap en el Midtown, punto de reclamo de este jazz latino.

El Concierto  venezolano para trompeta, obra de 2019, se repartía  en dos secciones con una primera con alusión en dedicatoria al pueblo venezolano, parece tiempo con detalles sombríos y un tanto serios, poco frecuentes en su música y que concede cierta libertad a piacere, que repetirá en eco la flauta. Un continuado diálogo con la orquesta, traerá respuestas percusivas que alternarán marimba, vibráfono, conga, bongoes, tambor y bombo, en una amalgama seductora y luminosa, entregándose a un pleno protagonismo orquestal que nos lleva a la segunda sección, en una típica entrega festiva por sus ritmos acelerados que van discurriendo desde  un merengue, en su cinco por ocho, en manos del violín asistido por el cuatro venezolano- instrumento simbólico interpretado por su compañero  Jesús Pingüino González-, y el contrabajo hasta el protagonismo de la trompeta y el piccolo: puros mestizajes, acentuados por el glockenspiel y la celesta, camino del fliscorno como gran valedor de la obra. Un tempo de danzón, había preparado el momento cumbre, en diálogo con una extensa cadenza de la trompeta, que se diluía en un estilo de entusiasta joropo.   

Rompiendo amarras y a distancias siderales,  Vasili Kalínikov (1886/ 1900) con la Sinfonía nº1, en Sol m., un compositor en la tendencia de Vladimir Rebikov, A. Gretchaninov o Rheingold Glière, alumno de Arenski, en el Conservatorio de Moscú y de Simon Krouglikov (armonía), Ilynski  (contrapunto y fuga), y Blaramberg (orquestación). Recibió una influencia determinante de la escuela petersburguesa, dejando como legado un número reducido de obras, entre las que destacan las dos sinfonías, siguiendo las influencias de Rimsky-Korsakov, en la aproximación a las herencias populares en el asunto del melodismo. Entre esas obras, aparecen Las Ninfas, poema sinfónico, inspirado en Turgeniev; El cedro y la palmera, que remite a Heinrich Heine; la cantata San Juan Damasceno; piezas para piano o melodías con honda inspiración en la coralidad sacra, consecuencia de la corriente asimilada de los años en el Instituto Sinodial de Moscú.

La Sinfonía nº 1, en Sol M., tuvo sus inicios en 1894, antes de cobrar su forma definitiva en Yalta, al año siguiente, ofreciendo su estreno en Kiev, dos años después, en una gala de la Sociedad de Música Rusa, bajo la dirección de Vinogradovski. Obra dedicada a su amigo Krulidov. Un Primer movimiento, Allegro moderato, sobre dos temas acentuadamente contrastados, resultando el segundo más atractivo en su desarrollo y que ayudaba a caracterizar esta obra que a la postre es el trabajo más apreciado del autor, motivado por la visión lírica que responderá a esa tradición  voluntariamente asimilada y una idea de la escuela que le acerca al Grupo de Los Cinco.  No fue pues un creador transgresor, pero sí recibió el reconocimiento de los aficionados desde la presentación de la obra, gracias a la recepción inmediata por su sencillez lograda por los perfiles contagiosos.

La orquestación colorista, facilitaba su comprensión, auspiciada por formas fugadas, antes de pasar al tiempo Andante  commodamete,  sobre dos notas insistentes a cargo del violín, asistido por el arpa, a lo largo de unos treinta compases, ofreciendo un espacio para un tema lírico que expresa el corno inglés, asistido por  una melancólica melodía  del oboe  y respuesta de cuerdas. Una vaga evocación de Tchaikovski, para seguir con el Scherzo, pura danza campesina de procedencia rusa, en distintas secciones que se combinan, con un trío propuesto por el fagot. El Final Allegro moderato, volvía  al tiempo inicial, en una predisposición agitada a la que respondía a un tema lírico. La parte central, en su insistencia, resultaba animada merced a los variados temas que utiliza y que rememoran la sinfonía en pasajes elegidos con habilidad creativa.

Ramón García Balado

 

Pacho Flores

Orquesta Sinfónica de Galicia / Manuel Hernández-Silva

Obras de Gabriela Ortiz, Paquito D´Rivera y Vasili Kalinnikov

Palacio de la Ópera, A Coruña

 

Foto © Pablo Rodríguez

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