Dos reconocidos intérpretes, ambos especializados en la música renacentista para vihuela, Ariel Abramovich y Jacob Heringman, vinieron a esta cita del extraordinario ciclo «Soledades» de El canto del Polifemo a contarnos todo lo que se puede hacer y experimentar en este instrumento. La vihuela fue un instrumento protagonista en los territorios de la monarquía española del siglo xvi, en especial en Italia e Hispanoamérica. Con sus seis órdenes dobles y caja en forma de ocho parecida a la guitarra actual, se debería hablar de vihuelas, en plural, pues en los tratados y documentos se mencionan distintos tamaños y tesituras; lo mismo que pasaba en otras familias de instrumentos, de viento o de cuerda frotada principalmente.
Estamos en el Renacimiento y se requieren instrumentos polifónicos (tecla, arpa o vihuela) o que con su conjunto puedan hacer polifonía (como los de viento). El reto de la vihuela para los modernos intérpretes, constructores, organólogos y musicólogos en general, es que se conservan muy pocos instrumentos (tres en concreto y de características muy diferentes entre ellos), pero un extenso y rico repertorio, además de mucha documentación, tanto escrita como visual. El repertorio abarca desde canciones populares hasta las polifonías de construcción más intelectual y más difíciles y virtuosas para tañer.
El concierto de Abramovich y Heringman discurrió precisamente por esas rutas intelectuales, difíciles y virtuosas.
La primera novedad que nos plantearon fue la interpretación a dúo. Dos vihuelas de distinta tesitura (la vihuela más común, en Sol, y otra más grave en Re), dúo para el que los intérpretes han realizado arreglos diversos a partir de motetes, canciones, villancicos y madrigales de compositores del Renacimiento. La siguiente novedad fue el repertorio. Un repertorio que transcurre por los grandes maestros de la polifonía renacentista, entre la escuela flamenca y la hispana.
A lo largo del concierto Ariel Abramovich nos fue contando quienes eran los compositores, dónde localizaron sus partituras y como han resuelto los arreglos, lo que nos indica su capacidad investigadora y profundo conocimiento sobre lo que trabajan.
Dieron comienzo y terminaron con motetes de Josquin Desprez, música sentimental e intimista y que nos transmite intensa emoción. Entre medias, obras de Antonio de Cabezón, un romance de Francisco Fernández Palero además de un madrigal de Philippe Verdelot sobre un poema de Petrarca. La parte central del concierto se tocó con dos vihuelas en Sol, interpretando dos ricercar de Giulio Segni da Modena y Adrian Willaert, un arreglo de Palero sobre una canción de Thomas Crequillon, y una fantasía sobre un madrigal de Cipriano de Rore para vihuela sola, además de dos preciosas y conocidas obras de Juan Vázquez que, como comentó Abramovich, son eco de la escuela andaluza y en sus obras destacan las disonancias.
Concluyó el concierto de nuevo con el dúo de vihuela en Sol y vihuela bajo en Re, interpretando obras de Verdelot y dos obras religiosas de Josquin Desprez, un Pater Noster y su motete más famoso, el Ave María. Para terminar y después de los aplausos, ofrecieron un canon de Francesco da Milano «Il divino».
A lo largo del concierto pudimos disfrutar de la interpretación de estos virtuosos tañedores, que fueron cambiando de registro según los autores y sus composiciones. Observamos en algunas piezas un carácter improvisatorio; en otras, un diálogo constante entre las dos vihuelas; fluidez en las más complejas; ritmo y carácter de danza, con elegancia y nobleza… Con misticismo y serenidad en las obras de carácter religioso.
Sol Bordas y Cristina Bordas
Ariel Abramovich y Jacob Heringman, vihuelas
Cifras imaginarias. Música para tañer a dos vihuelas
Ciclo «Soledades» de El canto de Polifemo
Iglesia Evangélica Alemana de Madrid del Paseo de la Castellana
Sábado 24 de noviembre 2018
(Foto de Pablo Fernández Juárez)