El primero de los 2 programas que en su visita de dos semanas a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria cursó Leonard Slatkin, en calidad de principal director invitado, consistió en un innovadora y diversa mirada a la música sinfónica estadounidense, que abarcó desde finales del XIX hasta la plena actualidad.
La velada se abrió con las Variaciones sobre América de Ives, en orquestación de William Schuman; el original es para órgano. Obra de un Ives de 17 años, se basa en la canción patriótica America, cuya melodía es prácticamente la misma que el himno británico God save the King, que hasta 1931 sirvió de himno nacional en Estados Unidos. Se trata de unas variaciones atrevidas para la época, en las que el adolescente compositor muestra el desparpajo de sus 17 años.
Sin asomo de cualquier atisbo de solemnidad, de una desinhibición por momentos irreverente -que la orquestación de William Schuman amplifica- como en la variación de aires hispánicos con castañuelas incluidas. Slatkin las sirvió con seguridad no exenta de desenfado, en una lectura bien pergeñada que supo reflejar los múltiples e inmediatos cambios de carácter.
Body in Motion de Jeff Beal es un concierto para violín estrenado el pasado 12 de enero por la Sinfónica de San Luis y los mismos intérpretes que en Gran Canaria, en lo que constituyó su estreno europeo. Estructurada en los tres movimientos tradicionales: rápido-lento-rápido, de elevado virtuosismo para el solista, que se mueve preferentemente en el registro más agudo y amplio trazo lírico con secciones puntuales de mayor vehemencia.
Kelly Hall-Tompkins defendió su parte con aplomo y conocimiento, partiendo de un sonido más bien pequeño, pero certeramente proyectado, sedoso en todos los registros y de impoluta afinación, a la que Slatkin mimó desentrañando texturas para hacer posible su escucha en medio de una orquestación singular que incluía la cuerda completa pero reducida a 36 componentes, maderas a dos, con flauta grave, tres trompas, tuba y dos percusionistas. Llamó la atención la relevancia otorgada a secciones o instrumentos habitualmente poco exigidos como la sección de contrabajos o la tuba.
Made in America de Joan Tower, como en el caso de Ives, utiliza una conocida canción patriótica estadounidense, en este caso America the Beautiful, para elaborar una pieza sinfónica que, sin tratarse de unas variaciones canónicas, se sirve del tema como sustrato, en una composición de carácter sombrío y elevada tensión dramática que se retroalimenta continuamente, de atmósferas cambiantes, incluyendo puntuales momentos de sosiego, que atrapa al oyente en su multifacético desarrollo y permitieron tanto a la batuta como a la orquesta lucir sus amplias capacidades rítmicas y dinámicas.
Un americano en París de Gershwin puso el cierre. Paradigma del sinfonismo de su país y muy agradecida para sus intérpretes, escuchamos una versión fastuosa y trepidante, cuidadísima en los detalles, diáfana en las texturas, fraseada con esmero en los bellamente cantados pasajes líricos pero sin recrearse en exceso, que mantuvo un ponderado equilibrio entre las familias instrumentales, controlando con destreza a metales y percusión. Reseñar el excelente desempeño de los numerosos solistas de la orquesta en sus exigentes cometidos: trompeta, trombón, clarinete, saxos y concertino. El público agradeció con atronadores y reiterados aplausos la inusual velada.
Juan Francisco Román Rodríguez
Kelly Hall Tompkins, violín.
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Leonard Slatkin.
Obras de Ives/William Schuman, Jeff Beal, Joan Tower y Gershwin.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.