Para cerrar la primera parte de esta atípica temporada de abono, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria contó con el prestigioso director Vasily Petrenko que debutaba con el conjunto grancanario. Abrió la velada la Serenata para cuerdas de Chaikovski en una interpretación ejemplar, equilibrada y sutil, que supo mantenerse en el punto justo entre el arrebato romántico y el equilibrio clasicista, recreándose tanto en la belleza melódica de sus temas como en el carácter danzable de muchos de ellos, afrontados con un rubato alejado de toda afectación.
Las 40 cuerdas seleccionadas de la Filarmónica de Gran Canaria respondieron a los requerimientos del maestro ruso, ofreciendo un sonido hermoso y con cuerpo, muy atentos a los variados matices de dinámica y fraseo que les pedía la batuta, pese a alguna entrada a destiempo.
La Obertura en Do mayor D 591 “En estilo italiano”, de Schubert, fue interpretada con ligereza y agilidad, haciendo gala de un sonido luminoso y aireado que se oscureció en la Sinfonía nº 8 “Inacabada” del mismo autor, afrontada con gran concentración por Petrenko, que también aquí nos dejó una interpretación mesurada, sin cargar las tintas en los pasajes más dramáticos y oscuros, que sonaron con un punto de contención, especialmente en los metales que Petrenko mantuvo siempre bien atados, sin desatender los momentos líricos y meditativos que siempre albergaban en su seno una sensación de desazón.
Su admirable técnica de batuta se dejó sentir en unos escalofriantes pianísimos, donde las diferentes secciones instrumentales se escucharon con claridad pese al tenue sonido. Queda la duda si una cuerda más nutrida, especialmente en los graves (solo 4 cellos y 3 contrabajos) hubiera propiciado un enfoque más escarpado. En todo caso esperamos poder volver a escuchar a Petrenko en próximas temporadas.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Vasily Petrenko.
Obras de Chaikovski y Schubert.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.