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Crítica / Valorizando obras - por José Antonio Cantón

Alicante - 20/10/2021

Invitado por la orquesta ADDA-Simfònica visitaba nuevamente el ADDA el director hispano-venezolano Manuel Hernández-Silva para dirigir un interesante programa integrado por la obra concertante Cantos de Ordesa, para viola y orquesta, de Antón García Abril, y la Sinfonía número 1 en Sol menor de Vasili Kalinnikov.

Para la primera se contaba con una de las jóvenes intérpretes españolas actualmente con mayor proyección internacional, que había trabajado con el compositor los secretos de la partitura, lo que garantizaba un plus de autenticidad de lectura, concepto y ejecución. Con un planteamiento de canto por encima de cualquier otra orientación expresiva, Isabel Villanueva se dispuso a descubrir el lirismo que contiene esta composición sin dejar de tener presente la descriptiva naturaleza emocional de sus compases, en los que el músico turolense sustenta su discurso aprovechando la cálida sonoridad de este instrumento de cuerda, que está llamado a ser centro vectorial de todo cuarteto de cuerda y que, en esta ocasión, asumía ser el foco de atención de director, orquesta y público sobre sus evoluciones, que parecían seguir las impresiones que producen los sonidos de la monumental naturaleza del oscense Valle de Ordesa, particular fuente de inspiración de esta muy madura composición de Antón García Abril, que se impuso realizar como una acusada necesidad personal y así ir descubriendo los misterios de la viola, instrumento para el que no había compuesto específicamente antes. Éstos fueron ofrecidos en su plenitud por la violista navarra en su cadencia central, que llenó la acústica de la sala sinfónica del auditorio, dejando patente la insustituible singularidad de este instrumento, al ser el desencadenante final del éxito de una actuación natural en sentido y comprometida en la forma, en definitiva, fiel al pensamiento contemplativo del autor.

Se puede calificar la Primera Sinfonía en Sol menor de Vasili Kalinnikov como un ejercicio de la más llamativa música orquestal del romanticismo ruso. El maestro Hernández-Silva quiso, desde el primer instante, realzar su atractivo tema principal de manifiesto carácter eslavo, aprovechando la colorida brillantez de ADDA-Simfònica que aumentaba los efectos sonoros de dicha intención creativa. Indicó con acomodado gesto, según determina el autor, el Andante que ocupa su segundo movimiento, evocando ciertos aires nocturnales y haciendo que la sección de madera se convirtiera en protagonista del discurso musical, especialmente el oboe, que se erigía en verdadero centro de atención en su escucha. La serenidad con que el maestro terminó este tiempo demostraba su estado de complacencia hacia el magnífico instrumento orquestal que disponía.

Con enorme vitalidad afrontó la interpretación del Scherzo haciendo énfasis de su marcado carácter popular, para seguidamente contrastar con transparente distinción entre los sones de danzas y la introspectiva melancolía que destila su sección de tríos en la que acentuó la calidad lírica de la orquesta. Finalmente, planteó la conducción del Allegro moderato que cierra la sinfonía con un marcado sentido recopilatorio que, a su conclusión, derivó a un triunfal grado de expresividad y brío.

El gran mérito de este concierto ha sido cómo una interpretación puede engrandecer la dimensión estética de unas obras, yendo más allá de la consistencia de su inspiración al encontrar un director que saca el máximo partido de un esplendente instrumento orquestal como es ADDA-Simfònica, hecho que constata la calidad artística y profesional del maestro Hernández-Silva.

José Antonio Cantón

 

ADDA-Simfònica.

Solista: Isabel Villanueva (viola).

Director: Manuel Hernández-Silva.

Obras de Antón García Abril y Vasili Kalinnikov.

Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). 15-X-2021.

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