Otra de las batutas más esperadas de la presente temporada, el norteamericano Leonard Slatkin se cayó de la programación ante la imposibilidad de viajar a Europa desde Estados Unidos. Lo sustituyó el venezolano Christian Vásquez, fruto de la prestigiosa escuela de José Antonio Abreu, que debutaba con nuestra orquesta.
Abrió la velada la Obertura de Genoveva de Schumann, perteneciente a la única ópera compuesta por el autor alemán, pieza de madurez y con entidad sinfónica, obtuvo una recreación apasionada y plenamente schumaniana por fraseo y sonoridad por parte de Vázquez.
Pero la parte del león correspondía a la Quinta Sinfonía de Shostakovich que nuestra orquesta ha ofrecido en numerosas ocasiones, con interpretaciones imborrables como la ofrecida a las órdenes del eximio Rostropovich.
La lectura del maestro venezolano se incluye por mérito propio en esa tradición. Christian Vázquez nos dejó una quinta angustiosa y sombría, con un juego de tensiones y distensiones sabiamente planificado que resolvía en los grandes clímax, para iniciar de nuevo una acumulación de energía hacia la siguiente explosión liberadora.
En este sentido resultaron modélicos los movimientos primero, con participación de la orquesta al completo y tercero, donde el protagonismo de la cuerda pasa a primer plano, especialmente la cuerda grave: violas, violoncellos y contrabajos.
En el scherzo del segundo movimiento se disipó momentáneamente la oscuridad, aportando una nota de humor, bien recogida por la batuta, mientras en el último movimiento, siempre tan polémico en sus significados y realización, supo mantenerse en un tono ambivalente entre la apoteosis optimista y el ambiente opresivo que recorre toda la pieza. Implicación absoluta de la orquesta que se dejó sentir en la admirable respuesta instrumental.
Además, músicos y directores se van haciendo con la peculiar acústica resultante de las modificaciones en el escenario del Auditorio. Los planos sonoros entre secciones estuvieron más equilibrados que la semana anterior, especialmente violas y cellos con un sonido de mayor rotundidad y presencia y los tutti mejor compensados, aunque algunos solos de las maderas en el tercer movimiento no guardaron la debida contención frente a los inmateriales pianísimos de las cuerdas.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Christian Vásquez
Obras de Schumann y Shostakovich
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria