El concierto que puso punto final en esta temporada al Liceo de Cámara XXI del CNDM resume perfectamente la naturaleza de este ciclo: repertorios escogidos y poco frecuentes, no por ello de menor calidad musical; enfoques programáticos inteligentes e interpretaciones de primerísima fila cuando no inmejorables. Es decir, una exquisitez.
Así fue con la presencia del Schumann Quartett, nombre que toman por el apellido de tres de sus integrantes (los violinistas Erik y Ken y el chelista Mark), y no por el compositor del que tocaron su bellísimo Tercer Cuarteto, la primera asociación que nos viene a la mente al leer el nombre de esta joven y ya consolidada formación.
Al Schumann se le unió la deliciosa soprano Katharina Konradi, de la que Sílvia Pujalte ha comentado todo elogios en su crítica sobre la grabación Liebende. Coincido con “estar enamorado de Katharina”, y eso que el repertorio que afrontó en este singular concierto con un cuarteto de cuerda era cualquier cosa menos habitual, comenzando por el sensacional Cuarteto de cuerda n. 5 ‘Versuch über die Fuge’, para soprano y cuarteto de cuerda (2005) de Jörg Widmann, donde la simplicidad de la forma se ejecuta en torno a elementos fugados, tomando como partida las notas, precisamente, de varios pasajes de El Arte de la Fuga de Bach (además de recordarnos a la Gran Fuga beethoveniana), del que interpretaron con maestría 6 Contrapunctus (de una belleza suprema el Contrapunctus XIV) y el Coral final (el que el hijo Carl Philipp Emanuel colocó como cierre de una obra “inacabada”).
En el Cuarteto de Schumann sobresalió como el músico más brillante de este joven cuarteto Liisa Randalu, una violista colosal que ejerce casi de chelista, pues su sonido evoca a su hermano mayor (situada, como puede verse en la foto, en el lugar habitual que ocupa el chelo en un cuarteto de cuerda). Quizá una mayor enjundia en los unísonos o un enfoque mucho más lírico del Adagio molto (uno de los grandes movimientos para cuarteto del siglo XIX) habrían mejorado una interpretación ya de por sí difícil de escuchar, dada la escasez de intérpretes de los tres Cuartetos del alemán.
Y más Schumann con la Konradi, los deliciosos arreglos de Aribert Reimann para cuarteto de cuerda y soprano de las Seis canciones Op. 107 (no el único que tiene Reimann de Lieder del XIX, a sabiendas que él es un magnífico acompañante liederístico) de las que recuerdo la interpretación de Julianne Banse, no superior a esta, tan deliciosa en todos sus aspectos que en ningún momento se echó de menos el poético y habitual piano insuperable de Schumann.
Y como regalo tan cercano a Schumann, Katharina nos nombró en castellano el Lied de Clara Schumann que ya anocheciendo nos brindó con una sonrisa de las que enamoran.
Gonzalo Pérez Chamorro
Katharina Konradi & Schumann Quartett
Obras de Bach, Widmann, Schumann
Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM)
Auditorio Nacional, sala de Cámara.
Foto © Rafa Martín