La Joven Orquesta Nacional de España cumple 40 años. Algún simpático me diría: "pues hombre, ya no es tan joven…". Y, bromas aparte, verdad es y a mucha honra. Un proyecto estratégico (sic) abordado en su día con visión de futuro y evidente éxito por dos protagonistas presentes en el acto: el director general del INAEM, José Manuel Garrido a un lado de una mesa de despacho y, Edmon Colomer sobre el podio y frente a los atriles. Ambos bajo el manto del Ministerio de Cultura entonces regido por Javier Solana.
¿Qué decir? Poco más puede decirse o reflexionar, si no es, pellizcarse y, releer una y otra vez este primer párrafo para darse cuenta de que, pocos, poquísimos "proyectos estratégicos" (y culturales… ¡musicales, encima!) podemos contar y celebrar, presumiendo de semejante logro continuado durante cuarenta años de ya espléndida madurez (se me ocurre alguno, así, a bote pronto, pero no viene al caso).
De aquellas algo lejanas voces que, al son de la época y no sin una pizca de cinismo afirmaban con ingenio y socarronería que el músico en España tenía "tres salidas…" ("... por… tierra, mar y aire…"), a ponerse el mono de trabajo y abordar esta decisiva problemática con constancia, medios públicos, humildad, responsabilidad e inteligencia…, es todo un logro. Les invito, pues, a volver a empezar a leer...
Pero, me perdonan aquí, que debo plasmar también lo que fue esta celebración en el Auditorio. Una celebración que constó de su parte documental, bien dispuesta y presentada (cuyo vídeo, creo pueden consultar en Internet, si no pudieron estar presentes), y su parte de concierto sinfónico al uso, dirigido por Edmon Colomer. Un concierto con sus abundantes propinas, estentóreos aplausos y sonados vítores… ¡como está mandado!
Bien. Yendo al grano del breve programa musical, las Variaciones cumpleaños feliz de John Williams abrieron boca con una nítida estructura por bloques, secciones o familias instrumentales de la orquesta, en guisa muy parecida a la de la popular Guía de orquesta para jóvenes de Britten.
De inmediato, la inevitable música española con dos obras: la endiablada orquestación de Francisco Guerrero para Málaga de la Suite Iberia de Isaac Albéniz y, por fin, la eterna y recurrente Segunda suite del Sombrero de tres picos de Manuel de Falla.
¿Propinas…? Varias, animadas y chispeantes, como era de esperar… la primera, una de todo tiempo y lugar, la habrán adivinado ustedes… ¡la de toda la vida…!: el incombustible Intermedio de La boda de Luis Alonso de Gerónimo Giménez… y la segunda más… digamos que… de la casa… Amparito Roca a ritmo de pasodoble torero, de Jaume Teixidor, una propina que allí mismo, ya veíamos venir de antemano… y… claro está… Cumpleaños feliz, pero está vez el tradicional, para regocijo interactivo del respetable más dispuesto.
Y aquí no me queda otra, les invito de nuevo a volver a empezar a leer…
Luis Mazorra Incera
Joven Orquesta Nacional de España - JONDE / Edmon Colomer.
Presentadora: Eva Sandoval.
Obras de Albéniz, Falla, Giménez, Teixidor y Williams.
JONDE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto: 40º aniversario de la Joven Orquesta Nacional de España / © JONDE - Rafa Martín