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Crítica / Una armonía sagrada, distante y celestial - por Mercedes García Molina

Granada - 14/07/2022

Concluyó la 71 edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada con un ciclo de dos conciertos de la London Symphony Orchestra y la pianista Maria João Pires con John Eliot Gardiner al frente. Un programa heterogéneo para el segundo día con Mozart, Schubert y Tchaikovski y para el primero y el que nos ocupa, Beethoven.

No es la primera vez ni mucho menos que nos visitaba la formación londinense, Gardiner o Pires, pero sí la primera en la que aparecen juntos. La conjunción de tres elementos formidables no es garantía para el éxito de la fórmula, pero esta vez la suma sí funcionó. Y con resultados más que notables.

El programa lo formaron la Obertura Leonore II, el Concierto para piano y orquesta nº 3 y la Sinfonía nº 4 de Beethoven, pertenecientes a los años 1805, 1803 y 1804 respectivamente. Esta franja cronológica enmarca varios hechos cruciales en la vida de Beethoven: la invasión de Viena por las tropas napoleónicas, el Testamento de Heiligenstadt - escrito por este a dos de sus hermanos exponiendo abiertamente su sordera y sus problemas físicos y emocionales- y el cambio en la recepción de su obra en proceso de transición hacia el Romanticismo y que producía espanto y deslumbramiento a partes iguales en el público de la época.

Un programa coherente desde el punto de vista cronológico, estilístico y también tonal: Leonore II está escrita en re mayor, el Concierto para piano nº 3 en do menor y la Sinfonía en si bemol menor por lo que comprenden un ámbito cercano que produce pocos sobresaltos o visto de otra manera, una sutil sensación de armonía.

Con una plantilla reducida, desde el primer acorde de la enérgica Leonore II el sonido perfecto, redondo y  sin fisuras de la LSO dejó patente su lugar en el podio de las mejores orquestas del mundo. El equilibrio entre el grupo de las cuerdas con el viento y la percusión en esta obra de corte revolucionario fue espectacular.

Seguidamente, mientras colocaban el piano para el Concierto, el director del Festival de Granada, Antonio Moral, se dirigió al público para anunciar que Maria João Pires había estado enferma pocos días antes pero su larga relación con el festival la impelía a tocar aunque sus condiciones físicas no fueran óptimas. No es la primera vez que la artista cancela una actuación días antes por motivos de salud, pero esta vez salió al escenario y volvió a asombrar.

Su relación sonora con la orquesta fue perfecta, ambos precisos, limpios y delicados en el fraseo de la acabada arquitectura melódica del concierto. Pires estuvo menos enérgica que en otras ocasiones pero volvió a extasiar al público con su profundo lirismo, su ejecución cristalina (especialmente en las cadencias) y el sabio uso del pedal.

Tras ser ovacionada largamente y después del descanso, la LSO interpretó la Sinfonía nº 4 de pie, hecho que acentuaba aún más el carácter camerístico del concierto. La formación londinense se dejó llevar por el maestro que imprimió un carácter menos contrastante de lo habitual en él y en general en interpretaciones historicistas. Tempi y dinámicas moderados pero pese a ello, el fraseo fue de un preciosismo de orfebre y la cantidad de planos sonoros que lograron orquesta y director compensó el rango sonoro tan liviano que presentaron desde el principio.

Tras los aplausos finales, Gardiner y la LSO ofrecieron como propina un fragmento de Rosamunda, princesa de Chipre de Franz Schubert interpretados con una sutileza y perfección tales que al píblico le costó volver al plano terrenal. Fue un concierto menos emotivo o pasional que otros del Festival, pero acudiendo a las palabras de Carl Czerny citadas en sus notas al programa por Rafael Ortega Basagoiti, dejó flotando en el Palacio de Carlos V “una armonía sagrada, distante y celestial”.

Mercedes García Molina

 

London Symphony Orchestra

Maria João Pires, piano.

John Eliot Gardiner, director.

Obras de Beethoven: Obertura Leonore II op. 72a, Concierto para piano y orquesta nª 3 en do menor op.37 y  Sinfonía nª 4 en si bemol mayor op.60.

Festival Internacional de Música y Danza, Palacio de Carlos V, Granada. 9-07-22

 

Foto © Fermín Rodríguez

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