No sé si los lectores de este texto habrán leído la entrevista a Mario Brunello con motivo de su concierto en el Ciclo Círculo de Cámara, del Círculo de Bellas Artes, publicada hace unos días en la página web de RITMO. Si lo han hecho, estos primeros párrafos quizá les sobren. Para los que no lo hicieron, estas líneas servirán para entender el título de esta reseña y contextualizar el texto.
El violonchelo ‘piccolo’ es idéntico al violonchelo, pero, como su nombre indica, un poco más pequeño; generalmente de 5 cuerdas (la quinta afinada en Mi), se toca, como el violonchelo, con una pica que apoya en el suelo. El ‘piccolo’ forma parta de toda una serie de instrumentos que se crearon en una época en la que la familia de los instrumentos de cuerda no estaba aún totalmente definida. Hay quien afirma que el hecho de que Stradivari ‘fijara’ la forma y tamaño definitivo del cello, impidió que continuase la experimentación en este terreno de la luthería de los instrumentos de cuerda. En cualquier caso, el violonchelo ‘piccolo’ fue popular entre los siglos XVII y XVIII y parece que Bach lo usó en algunas de sus cantatas, y que, quizá, la Sexta Suite para chelo solo esté escrita para este instrumento.
Su quinta cuerda, y la afinación del instrumento, le permite asumir numerosas transcripciones, sobre todo las de piezas de violín. Y este es el caso del programa del concierto que nos toca reseñar, que tuvo lugar el pasado domingo, a cargo de Mario Brunello tocando con un violonchelo ‘piccolo’ transcripciones propias de algunas de las Sonatas y Partitas para violín solo de J. S. Bach.
Lo primero que pasó por la cabeza a quien esto escribe fue una cierta sensación de confusión y de ligera extrañeza, al escuchar estas piezas tan conocidas en una ‘voz’ muy diferente. Lo segundo, confort, ya que los tonos graves del ‘piccolo’ lo acercan a la sonoridad de su hermano mayor, el chelo, perdiendo ciertos agudos del violín, cuya brillantez a veces puede resultar agotadora. Y lo tercero, y posiblemente, lo que más perduró a través de todo el recital, fue la idea, acertada o no, de que la música de Bach sobrevive a cualquier experimento que se quiera hacer con ella.
Porque la música de Bach, sobre todo en sus obras para instrumento solista, donde se aprecian con infinito detalle todas las aristas de su genio, suena extraordinariamente moderna. Schumann decía que solo Bach y Beethoven podrían hablar sobre la música del futuro. ¡Qué razón tenía! Y aun así, partituras que podrían parecer un mero ejercicio de virtuosismo, Bach consigue llenarlas de ‘realidad’, de ‘verdad’, en definitiva, de ‘humanidad’.
Aunque también, a lo largo del recital, y merced a esa curiosa alquimia en la que el profundo sonido del ‘piccolo’, carnoso y ‘real’, interpretaba una música rigurosa y forjada en acero, el aire danzante que otorga el violín a las dos Partitas fue desapareciendo, transformándose en una música más ‘seria’ y elevada, sin los matices populares del canto agudo del violín.
Todo ello lo transmitió Brunello durante el concierto con gran sentido de la comunicación intérprete -público. Empleando un arco barroco, la música de Bach en sus manos nos llevó por algunas extremadas honduras donde no llega el violín, y fue capaz de susurrar algunos momentos musicales con un hilo de sonido, y, sobre todo, con una magnífica sensibilidad. Salvando algunos momentos puntuales de falta de afinación, el despliegue de las artes creativas de Bach y performativas de Brunello sobrecogieron a un público, culminando con el final de la Partita nº 2. Esta obra, separada de su Sonata, tiene en su inicio, quizá, un aire más festivo, intrascendente, casual, aunque al llegar a la Ciaccona final, Bach nos conduce a un terreno completamente diferente, sobrecogedor, y las últimas notas de la obra y del concierto quedaron suspendidas por segundos sobre los espectadores, reflexivas, dolorosas y trascendentes.
Blanca Gutiérrez Cardona
Círculo de Bellas Artes de Madrid. Teatro Fernando de Rojas.
17-XI-2024
Ciclo Círculo de Cámara, Círculo de Bellas Artes.
Mario Brunello, violonchelo piccolo.
J. S. Bach: Sonata nº1 en sol menor para violín BWV 1001, Partita nº 1 en si menor para violín BWV 1002, Partita nº 2 en re menor para violín BWV 1004 (transcripciones para violonchelo piccolo de Mario Brunello)