Todavía no es del todo habitual ver este título de la primera manera del gigante italiano en el repertorio de los teatros ‘mayores’, ni siquiera en su tierra, por lo que toda reposición tiene su interés, dado que si es breve, su situación única, su carácter sombrío y las dificultades de los protagonistas la convierten en un desafío. Por empezar para el director de orquesta. Y la primera baza de este reto aceptado por la dirección del Teatro fue contar con Beltrami, excelente concertador y conocedor de las necesidades de ‘este’ Verdi que puede terminar en ‘banda’ fácilmente. Y aquí no. Sin renunciar al ímpetu (sobre todo en las famosas y peligrosas ‘cabalette’) y tan sólo con algún momento de volumen demasiado alto, tuvimos atmósfera y cuidado de los primeros atriles (en especial las maderas) con lo que la labor de la orquesta resultó francamente buena.
De los protagonistas es imprescindible nombrar primero al protagonista (la calidad de su última escena nos remite ya a los grandes momentos de la primera versión de Boccanegra) de Salsi, que lo interpretó y cantó con total dominio y soltura.
El tremendo papel de su nuera, Lucrezia Contarini, iba a ser cantado (y grabado en dvd y cd en esta ocasión) por Marina Rebeka, quien canceló con poca antelación. Hubo suerte en tener a disposición a Qerkezi, quien dio buena cuenta de agudos y agilidades con que Verdi ‘gratificó’ (¿) a la soprano. Tal vez el extremo superior sea algo metálico y no pareció que su centro y grave fueran igualmente potentes y timbrados, pero los reparos son menores y más, dadas las circunstancias.
Del trío principal el personaje más débil aunque con excelentes oportunidades musicales es Jacopo, el hijo de Foscari, objeto de odios y venganzas cruzadas. Ganci no será –o no aún- un actor consumado, pero vocalmente está en constante ascenso y esta vez no hubo cansancio durante la representación y sus dos grandes momentos solistas así como duetos, tercetos y concertante fueron estupendos.
Di Matteo (Loredano) es el único de los comprimarios de cierta importancia y su actuación fue positiva. No se puede decir lo mismo del Barbarigo de Marcello Nardis. Los otros cantaron muy poco como para poder emitir un juicio de cierta consistencia, pero estuvieron correctos: Ilaria Alida Quilico (Pisana), Manuel Pierattelli (Fante) y Eugenio Maria Degiacomi (Servo).
Se utilizó una puesta en escena en coproducción con Modena, no sólo tradicional (no es defecto), pero con movimientos ridículos del coro femenino y en general sin apreciable dirección de actores. Las coreografías (responsable Raffaella Renzi) fueron de escasa inspiración. Mucho público presente y ovaciones crecientes durante la velada con un verdadero diluvio de aplausos al final de la misma.
Jorge Binaghi
Luca Salsi, Marigona Qerkezi, Luciano Ganci, Antonio Di Matteo, etc.
Orquesta Arturo Toscanini (Emilia-Romaña) y Coro del Teatro / Matteo Beltrami.
Escena: Joseph Franconi Lee.
I due Foscari, de Verdi.
Teatro Municipal, Piacenza.
Foto © Gianni Cravedi