El pasado 24 de abril, la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) recibió la visita de la violinista Viktoria Mullova para interpretar uno de los grandes conciertos del repertorio, el de Jean Sibelius. La presencia al frente de la orquesta de un director como Dima Slobodeniouk, de origen ruso pero formado en Finlandia y con una amplia trayectoria profesional en ese país, presagiaba una versión de esas que no dejan indiferentes.
Mas lo malo de las expectativas es que no siempre se cumplen. En este caso el problema principal fue la escasa compenetración mostrada por solista y director: era como si apenas hubieran tenido tiempo de trabajar juntos una obra para nada fácil. Mullova, por supuesto, deslumbró con su poderío técnico, pero no fue mucho más allá; Slobodeniouk, por su parte, apuntó ideas, pero, debido seguramente a la falta de ensayos, no pudo equilibrar bien la masa orquestal.
Una lástima, porque luego, en la Sinfonía n. 1 “Sueño de invierno” de Tchaikovsky, Slobodeniouk sencillamente lo bordó. Ahí sí consiguió compensar la aligerada sección de cuerda (obligada por las distancias de seguridad entre músico y músico) con el resto de la orquesta, lo que se tradujo también en un sonido más pulido.
El director, además, se creyó esta juvenil obra, de ahí una versión fulgurante que destacaba las contradicciones de la partitura: por un lado, su anhelo de clasicismo formal; por otro, su apasionado subjetivismo.
Juan Carlos Moreno
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya / Dima Slobodeniouk.
Viktoria Mullova, violín. Obras de Sibelius y Tchaikovsky.
L’Auditori, Barcelona.