El (Un) Réquiem alemán de Johannes Brahms visita con asiduidad las tablas de los escenarios sinfónicos de la capital, en sus dos versiones, ya sea para piano a cuatro manos o con su poderosa orquesta (incluso arpa, preferiblemente doblada, contrafagot y órgano, ambos "ad libitum").
La densa conjunción de aspectos religiosos, expresos aquí en su lengua materna e histórica traducción luterana, con los profanos y musicales a la sombra del celebrado sinfonismo de su autor, hacen de esta partitura un peculiar lugar común del repertorio.
La Orquesta Sinfónica y el Coro de Radio Televisión Española, con los solistas vocales Ingela Brimberg, soprano, y Paul Grant, barítono, todos bajo la dirección de Manuel Hernández-Silva, ofrecieron nuevamente este mural sinfónico coral romántico en el Teatro Monumental madrileño y temporada de esta institución.
Una versión peculiar, también, que optó de principio y por principio, por la relativa limitación dinámica y tímbrica, y su, consecuente, diafanidad... antes ya de consumarse la primera "anacrusa" desde el podio, ¡qué digo… sin haber salido siquiera del camerino el director de esta tarde noche!
Nos referimos al cuerpo orquestal presente en el escenario, abiertamente reducido, de apenas una treintena (31) de músicos (cuerda: 8/6/4/4/2 y... ¡viento "a uno…"!, con madera: 1/1/1/1... y un solitario metal, trompa: 0/1/0/0...; arpa y timbal completaban el elenco) para un coro de cuarenta cantantes.
Una diafanidad acústica que se contagió también a una relativa regularidad rítmica para un Brahms tendente a texturas densas y a las (así llamadas) "disonancias rítmicas". Un Brahms más proclive a la eterna variación "progresiva" del material que a su simple repetición, y, ya puestos a enmendarle la plana (cuestión frecuente), más tendente a la reduplicación que a la simplificación... Y esto, no como técnica, y menos como frivolidad o adorno, sino como gesto de estilo incardinado en la trabada cualidad integral de su música.
Y, así, la obra fue tomando forma en su “Selig sind, die da Leid tragen“, tras inicios titubeantes en peligrosa transparencia, con un coro que, pese a la marcada subdivisión del podio, parecía buscar en sus primeras entradas más enlazadas, casi emergiendo de la armonía orquestal, algo más de seguridad.
“Denn alles Fleisch, es ist wie Gras“ lució sus momentos más enérgicos y grandiosos en aquella fluidez y equidad rítmica incluso en momentos de romántico recogimiento.
El barítono Paul Grant mostró en “Herr, lehre doch mich“ una voz matizada, poderosa en sus registros más comprometidos, con un fraseo a tono con este carácter, antes de dejar paso al coro en su exuberante y "giusto" final. Atención que se siguiera en el número coral intermedio “Wie lieblich sind deine Wohnungen“, eje de simetría de la pieza.
Ingela Brimberg abordó “Ihr habt nun Traurigkeit“ con el punto de oscuridad de su intenso timbre vocal, conveniente de esta guisa contrita, y un notorio vibrato.
Con “Denn wir haben hie keine bleibende Statt“ volvía con vehemencia la voz de barítono, con el conocido momento coral que lo corona.
Y así, con una, igualmente asertiva “Selig sind die Toten“, culminó esta contenida y diáfana versión de Un Réquiem alemán de Johannes Brahms.
Luis Mazorra Incera
Ingela Brimberg, soprano; y Paul Grant, barítono.
Orquesta y Coro de RTVE / Manuel Hernández-Silva.
Un Réquiem alemán de Brahms.
OCRTVE. Teatro Monumental. Madrid.