Es maravilloso comprobar que la música es una mina que aún guarda muchos tesoros que descubrir. Eso me ha ocurrido con el Libro de viajes por los Alpes Austriacos de Ernst Krenek, compuesta en 1929, una colección de lieder que me ha supuesto el descubrimiento de un Krenek muy distinto al que ya conocía de Jonny spielt auf (Jonny empieza a tocar) de 1927 y Karl V, de 1938 -revisada en 1954-. Da la impresión de que el Krenek más vanguardista, aquel cuya música fue calificada de Entartete (degenerada) durante el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania y Austria, desea mirar al pasado musical de su país natal y, específicamente, a los lieder de ese gigante que fue en esta parcela, como en tantas otras, el tímido e inimitable Franz Schubert.
Krenek despliega en 20 lieder una paleta tan compleja, variopinta y variada de sentimientos, de sensaciones, que abarca desde lo más jocoso a lo más trascendente, incluso trágico. Los nombres de algunas de las canciones son muy reveladores:
1.- Motivo
2.- Transporte, una reflexión sobre las ventajas de las excursiones en autobús de los veraneantes
3.- Monasterio en los Alpes. La añoranza de la vida sosegada en un viejo monasterio entre montañas
4.- Clima. El viaje comienza a ensombrecerse como el tiempo imprevisible del lugar
5.- Hora triste. Empieza a atenazarnos el miedo a un futuro incierto, pero el amanecer nos hace recuperar la esperanza
6.- Cementerio en un pueblo de montaña. Escalofriante visión de una eternidad sin reposo ni aún para los cadáveres
7.- Día de lluvia. Gratificante día de reposo en el refugio durante el viaje. 8.- Nuestro vino. Un homenaje a las virtudes de los excelentes vinos austriacos, tantas veces menospreciados por los extranjeros. Un homenaje a Schubert
9.- Mirada atrás. Un momento der introspección reflexiva
10.- Arriba y abajo. Una aguda descripción sarcástica de los excursionistas más preocupados por dejar constancia del momento que de disfrutar de él
11.- Habitantes de las montañas. Reticencias con las que los habitantes de las regiones alpinas acogen a los excursionistas
12.- Política. Una visión profética de los males que van asolar a Austria y Alemania consecuencia de una política nefasta y prepotente. Con una referencia evidente a Hitler en la frase “Enviad al sangriento Hanswurst” (un personaje grotesco y vulgar del folklore de Salzburgo) a casa
13.- Tormenta. La ridícula actitud del hombre de ciudad ante una tormenta en los espacios abiertos
14.- Nostalgia. Añoranza del excursionista de su ciudad
15.- Día caluroso en el lago. Soñando con la placidez del Sur
16.- Pequeña ciudad en los Alpes del Sur. De nuevo la armonía y los colores del sur
17.-Vista al sur. De nuevo el dulce encanto del sur
18.- Decisión. Aceptación de la realidad, también bella, sin la necesidad de sueños esporádicos
19.- Regreso a casa. ¿Mi casa seguirá siendo mi hogar?
20.- Epilogo Disfrutar del momento, a pesar del inevitable final que nos aguarda
Boesch y Martineau hicieron un verdadero alarde de facultades musicales e interpretativas. Boesch estuvo más entregado que nunca, no se concedió un respiro, matizando cada frase, expresando con unas dotes dramáticas fuera de serie, el contenido tan dispar de cada una de las canciones. Estuvo jocoso, apasionado, intimista y explosivo, algo en lo que tuvo mucho que ver ese grande del piano que es Martineau.
Inolvidable.
Francisco Villalba
Florian Boesch, barítono
Malcom Marineau, piano
CNDM. Ciclo de Lied, Teatro de la Zarzuela, Madrid
Foto © Rafa Martín / CNDM