Es Orlando Furioso una de las óperas más famosas de Vivaldi y con razón; tiene una partitura brillante, delicada, heroica y sumamente lírica. La orquestación, como siempre en Vivaldi, llena de contrastes y la parte vocal endemoniada para los cantantes.
En el Teatro Real se ha encargado de su interpretación al grupo griego Armonia Atenea a las órdenes del director George Petrou, y los resultados no han superado lo discreto. Se trata de un grupo instrumental bastante apagado en su conjunto y cuya ejecución de la obra estuvo en todo momento rozando la monotonía. Aunque no sé si toda la culpa fue suya o de su director Petrou, que se limitó a reproducir la partitura sin añadirle nada de su cosecha. Parece que Petrou es un experto en música barroca, pero en esta ocasión quedó muy lejos de mostrarnos su pericia en este repertorio. No hubo nervio, ni lirismo ni emoción. Una serie de números musicales ensamblados con menos que más habilidad.
Pero esta obra necesita para lucir en toda su innegable gloria de un elenco vocal de primera y en esta ocasión, el elenco fue decepcionante.
Destacaría a Julia Lezhneva, cuya Angelica superó con creces el reto de papel tan espinoso y demostró que es una verdadera figura en este repertorio. Su voz lirica ligera es bellísima y su escuela exquisita. Y sabe matizar cada frase, cada nota con una habilidad más que notable.
El otro intérprete que brilló en sus intervenciones fue el contratenor David D Q Lee, como Ruggiero, que cantó con verdadera intensidad y mostró su superioridad sobre los otros intérpretes de su cuerda.
El resto del reparto distó mucho de la Lezhneva y Lee.
Jess Dandy fue una Bradamante con una voz en exceso lírica para el personaje y corta tanto en la zona aguda como en la grave. Ruxandra Donose no supo sacar partido a un papel tan brillante como el de Alcina y quedó bastante deslucido, cosa grave en un personaje que tiene encomendadas cinco arias de las más comprometidas de la obra. El bajo Pavel Kudinov cumplió sin más en su papel de Astolfo y el contratenor Philipp Mathmann rozó lo risible como Medoro. Su voz es un hilo sin consistencia y de una monotonía abrumadora.
Finalmente el protagonista estuvo encomendado al contratenor croata Max Emanuel Cencic, hoy promocionadísimo, pero que en este papel queda muy por debajo de lo esperado. Su voz no es especialmente atractiva y le falta anchura en el centro y los graves para dar el carácter adecuado al personaje que así queda muy desdibujado y carente de acentos heroicos, quedando reducido a un personaje más cabreado que furioso.
No todas las noches en ningún teatro de ópera pueden ser gratificantes.
Francisco Villalba
Vivaldi: Orlando Furioso
Armonia Atenea / George Petrou
Teatro Real, Madrid.
Foto: Julia Lezhneva (Angelica), Philipp Mathmann (Medoro) y Armonia Atenea / © Javier del Real - Teatro Real