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Crítica / Un Nielsen clímax de concierto - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 02/11/2023

El Preludio del tercer acto de Follet de Enrique Granados fue el punto de partida del concierto que ofrecía la Orquesta Nacional de España bajo la dirección de Jaime Martín.

Un punto de partida no exento de interés sobre el papel, resaltado luego por la marcada diferenciación sonora impresa a sus dos secciones. Un énfasis que se repetiría, con resuelta intención, en el remate-Brahms de repertorio sinfónico.

Carl Nielsen y, su bello y poco programado por estos lares, Concierto para violín y orquesta, trajo a un extraordinario músico a la palestra del Auditorio: Johan Dalene.

La confluencia de dos novedades, un compositor relativamente poco transitado, Nielsen, y el citado solista, se tradujo en una versión estimulante, cénit de todo el programa de hoy.

Johan Dalene fue un versado traductor de esta estimulante partitura, que se mostró desde un primer momento y hasta en su vibrante propina a solo, "joven pero sobradamente preparado", y tradujo esta magnífica partitura con encarnada frescura, sentido del gesto y un permanente dinamismo que se reflejaba, también, en su ágil movilidad.

Una interpretación despierta, cuidada, trabajada al detalle pero asumida con el preciso riesgo y gallardía, que llevó en volandas la pieza desde su convincente primer movimiento hasta su final.

Un complejo movimiento, este primero, por cierto, que el público, dado a conductas más naturales y espontáneas, y quizás también, un poco despistado ante tamaño despliegue, entendió debía premiar con una extensa ovación.

Así fue, y no le censuro, ni entonces ni al escribir estas líneas. De hecho, no hubo entre el respetable, al menos hasta donde la vista y el oído me dejaban sentir desde el primer anfiteatro, nadie que se atreviera a silenciar a algún encendido, aparatoso y entusiasta vecino, como en otras ocasiones, pese a la leve pero evidente incomodidad, mezclada con el halago, que produjo la inesperada situación en el proscenio.

Un altar donde el joven violinista, no sabía bien cómo corresponder, o acallar en su caso, dicha aclamación, sin seccionar innecesariamente la, por otro lado, brillante y renovada forma que presentaba la partitura de Nielsen. Una partitura de enorme flexibilidad.

Tras el descanso preceptivo, el tercer movimiento, Allegretto grazioso, de la agradecida siempre y, por ello, recurrente Segunda sinfonía de Johannes Brahms, un movimiento en posición y modos de scherzo, más concertado y cuadrado, destacó sobre el resto, en esta curtida pieza del repertorio.

Luis Mazorra Incera

 

Johan Dalene, violín.

Orquesta Nacional de España / Jaime Martín.

Obras de Brahms, Granados y Nielsen.

OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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