Apertura de temporada 2019-20 para la OSCyL, con su Titular Andrew Gourlay y la presentación del cellista alemán Alban Gerhardt como solista del Concierto en Si m., op. 104 de Dvorák. Anécdota curiosa: tras el ataque inicial del mismo, que abría el programa, se percibe la ausencia del timbalero; corte y retirada de Director y solista hasta ver qué pasaba; el problema no se solventa, y se pasa a interpretar el Preludio al acto III de Los maestros cantores de Núremberg de Wagner, previsto al inicio de la II Parte; breve, íntima y meditativa pieza, servida con cuidados matices tanto en el unís de cellos, trompas y fagot, flauta y resto de colegas, en versión muy cuidada. Resuelto el problema del instrumentista, se retomó el orden previsto, con el Concierto de Dvorák, y la Sinfonía nº 40 en Sol m., K 550 de Mozart en la 2ª Parte.
Gourlay y Gerhardt se entendieron en el concepto, para elaborar, juntos, una muy buena versión. El cellista, tras medida intervención de clarinetes y trompa, mostró enseguida sus cartas: ni un exceso romántico, pasión justa y expresividad, calidad, pureza y exacta afinación en su noble y uniforme sonido surgido de su M. Gofriller, 1710. Así, su canto en el Adagio introducido por clarinete y fagot, fue hermoso como la canción “Déjame solo”, op. 82 B del compositor en que se basa el 2º tema, al que se sumaron finos el trío de trompas; como delicados estuvieron Director y resto de profesores. El Allegro final tuvo todo su obligado brillo en el solista, al que se sumaron concertino, cello y cuerdas II, oboe, violas, y también en pianísimo, cuajando una interpretación excelente. Naturalmente, el público que casi llenó el Auditorio, estalló en ovaciones repetidas, obligando a Gerhardt a regalar un emotivo Preludio de Bach, absolutamente perfecto, reiterándose las ovaciones.
Además, mostró su empatía con los músicos y con la Música, saliendo a hacer Mozart en el último atril, junto a sus colegas. La nº 40, tan conocida, tuvo dos etapas; los dos primeros movimientos, en especial el Andante (llevado “a la mano” y hasta el final de la Sinfonía), fueron hechos con detalle y total acierto, que fue a menos en el Menuetto, donde faltó elegancia y vuelo, y en el Allegro final falto de claridad. Aún así, la temporada arrancó bien y Gourlay nos obsequió con una pequeña Obertura tripartita (con fuga y adagio final) de Purcell.
José Mª Morate Moyano
A. Gerhardt, Orquesta Sinfónica de Castilla y León / A. Gourlay.
Obras: Wagner, Dvorák y Mozart.
Sala sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid.