Resulta increíble que un estreno produzca una entrada de gala en el Auditorio del Ayuntamiento de Logroño y una expectación tan grande, pero es que el estreno era nada menos que la Novena Sinfonía de Beethoven en la reducción para orquesta y coro de cámara hecha por el prestigioso director y compositor Pedro Halffter.
El concierto terminó resultando uno de los éxitos más aclamados de los últimos años en Logroño. Lógicamente es imposible expresar con un pequeño grupo de solo once instrumentos todas las sonoridades y colores de una formidable orquesta sinfónica, pero, a cambio, nos permitió disfrutar de bellezas y detalles que solo es posible con esta textura tan fina.
La orquestación de Halffter asumía el riesgo de dejar al mínimo absoluto la cuerda y las maderas (una de cada) y prescindir de percusión y metales (solo una trompa), añadiendo un piano para aportar cuerpo sonoro y el resultado de esa elección debilita la expresión de ciertos momentos de los dos primeros movimientos, mientras resulta excelente en los dos últimos.
El concierto fue claramente de menos a más, con un primer movimiento un poco mate y desvaído, con la madera algo agresiva en los momentos en que suple la falta de metales, para dar paso al 2º movimiento, Scherzo – Molto vivace, con mayores dosis de expresión y vivacidad y, aunque se echaran mucho de menos los timbales, la música corría con agilidad y limpieza.
Los niveles musicales más excelsos se alcanzaron en el tercer movimiento con un Adagio maravillosamente fraseado y el celestial Andante mostrando todas las sutilezas y diálogos entre instrumentos con una transparencia delicadísima; fueron momentos de éxtasis donde la selección de instrumentos de Halffter funciona casi mejor que en la versión original, mostrando todas las tramas sonoras de forma cristalina. Los once instrumentistas estuvieron magníficos y es difícil destacar a ninguno, pues todos y cada uno rayaron en la excelencia tanto en sus momentos solistas como aportando calidad al conjunto.
Por sus intervenciones especiales citaré la magnificencia del viola Javier Albarracín en sus largas frases a solo, la perfección del trompa Damián Tarín, la limpieza y entrega de ambos violines, Malgorzata Wrobel y Felipe Rodríguez, la solidez del chelo Dmitri Tsirin y del contrabajo Fernando Poblete, así como el magnífico trabajo de la pianista Karina Azizova. Pedro Halffter dejó su impronta de excelente director, de gestualidad austera, pero de perfecto control.
Pero no nos engañemos, porque lo que todo el mundo espera (y así ha sido siempre) es el maravilloso 4º movimiento con la intervención estelar del coro y los cuatro magníficos solistas vocales, que elevaron la temperatura musical a alturas impresionantes, comenzando con la imponente salida del barítono Àngel Òdena con espectacular volumen, o la insuperable intervención a tiempo de marcha del tenor José Luis Sola, así como la dulce y brillante aportación de la soprano Ashley Bell y de la mezzo Anna Tonna, ambas con un fraseo excelente y perfectamente engarzadas superando el discurso vocal beethoveniano, siempre abrupto. Los cuatro solistas se unieron también al coro en los grandes momentos.
Mención especialísima al excelso Coro de Cámara de Pamplona que mostró un color vocal insuperable, una potencia restallante en el Himno a la alegría y una suprema precisión y empaste en el difícil tema fugato. El acorde final despertó una aclamación y entusiasmo del público como hacía mucho tiempo no tenía lugar en Logroño. Todos salimos del concierto con la sensación de haber asistido a un formidable acontecimiento.
Eduardo Aisa *
Novena Sinfonía de Beethoven en la reducción para orquesta y coro de cámara
Ashley Bell (soprano), Anna Tonna (mezzosoprano), José Luis Sola (tenor) y Àngel Òdena (barítono).
Coral de Cámara de Pamplona;
Grupo de cámara de la Orquesta Sinfónica de Madrid
Director: Pedro Halffter
Auditorio Municipal de Logroño, miércoles 8 junio 2022.
* artículo publicado en Diario de La Rioja