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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Un final… salvífico (OCNE)

Madrid - 09/10/2019

No es la primera vez que la Segunda sinfonía “Resurrección” de Gustav Mahler estrena temporada en el Auditorio. Un deseo unánime de renovación que nunca está de más en aperturas como ésta. Y la prueba la tuvimos según llegamos, en la grata contemplación de un aforo, tan generoso además como el de esta sala sinfónica, a rebosar. Aunque, por otro lado, casi se diría que podría volverse un tópico en este sentido, llamémosle así, inaugural… o conclusivo, que también es frecuente como lucido epílogo.  

Los Orquesta y Coro Nacionales de España dirigidos por Christoph Eschenbach ofrecieron una versión convergente hacia un extático, pleno y rotundo final. Aquel inveterado cambio de modo, menor-mayor, algo manido ya, incluso en el momento de la composición de este ambicioso monumento sinfónico, enfatizado por Eschenbach con tempi ciertamente comprometidos para todos los intervinientes, especialmente en su faceta cantante.

Esta noche, pues, justo deslinde de aquellos bloques estructurales tendentes a formas tradicionales, por encima de todo trabajo de detalle en los virulentos gestos orquestales con los que esta sinfonía trata de atraparnos, desde un primer momento además, que se lo digan a violonchelos y contrabajos. Interesante definición de los fragmentos fuera del escenario, dándoles un papel en la articulación formal que, a menudo, se les niega por unas u otras razones, más o menos prácticas. Discreto y cabal empleo, siempre en función de la sonoridad resultante, de la proyección tímbrica y dinámica horizontal de pabellones en las secciones de viento, madera y metal.

En lo concerniente a los solistas, y en esta misma línea, mejor proyección dinámica en la mezzosoprano, Anna Larsson, que en la soprano, Marisol Montalvo, centradas espacialmente en primera línea del coro. Solistas que, en cualquier caso, supieron adaptarse a una apuesta orgánica de conjunto, de podio, en un, relativamente personal, control de las medias y grandes dimensiones formales. Una interpretación donde no podemos negar que Eschenbach logró, al menos en mi caso, siendo sincero, aquella deseada emoción final explosiva y reparadora que se supone. Una emoción que pareció justificar el proceloso recorrido previo... ¡Qué más se puede pedir!

Pero… ¿es que “el fin”, el “final” quiero decir, justifica lo… “intermedio”? Pues diría, que, si no lo justifica, aquí al menos, lo relativiza… y drásticamente… Quizás en otras versiones más conservadoras se nos ha acostumbrado a cierta grandilocuencia ubicua con relativo horror vacui o a un ambiguo tono pardo general, de medio pelo, conservador en lo técnico, o, también, a otras interpretaciones en el otro extremo, que también se han dado, aquí mismo, más arrebatadoras, es verdad, donde, sin lograr el objetivo emocional de la coda coral conclusiva, a cambio, se esmeran en un pretendidamente minucioso camino sinfónico, con movimientos previos perfilados y meticulosos.

Para mí, sí, aquí, en esta obra, el fin, el final mejor dicho, en este caso al menos, insisto, justifica, sostiene o autoriza… lo escuchado antes… “lo intermedio” digamos… O, si quieren, siguiendo en la línea trascendente que explota hábilmente esta obra…: lo… ¿“salva”?

Luis Mazorra Incera

Marisol Montalvo, soprano; y Anna Larsson, mezzosoprano. Orquesta y Coro Nacionales de España / Christoph Eschenbach.
Obra de Mahler (Sinfonía ”Resurrección”).
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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