Juventudes Musicales de Valladolid organizan cada Temporada en la Sala Delibes del Teatro Calderón de su ciudad, un Ciclo de Conciertos, "Tempo Clásico", en el que se difunde y potencia la esencial Música de cámara", y en el que encuentran acogida tanto grupos y solistas nacionales e internacionales, como los de origen o ámbito local, siempre con el identificativo de cumplir objetivos de calidad y juventud o novedad contrastados y el apoyo del Teatro y la Fundación Municipal de Cultura.
En este marco hizo su presentación el Dúo portugués Filipe Quaresma & António Rosado, cello y piano. El pianista es un reconocido solista dentro y fuera de su país y el cellista es Profesor en la ESMAE de Oporto, solista en las Orquestras "de Cada da Música" y" Revolutionnaire et Romantique", en el "D'Arcos Ensemble" y otros. Juntos, están presentando su 2º CD, que ha alcanzado acogida y valoración excelentes.
Como buenos difusores de la Música de su País, comenzaron su Programa con Cello Sonata (1913) de L. de Freitas Branco (Lisboa, 1890-1955), compositor luso que introdujo el Modernismo en Portugal y que resultó fundamental para el desarrollo del cello allí; fue a ampliar estudios a París, donde se prendó de la Escuela de C- Franck y su "método cíclico de Composición" y, en esa línea se desarrolla esta Sonata para cello y piano, tanto en su bien concebida estructura, cuatro movimientos alternos lento-rápido, como en el color y armonía general de la misma. Descubrimos así a la vez un Franck de color más sureño, con unos muito moderato y muito vivo finales que enlazaron, de gran concentración expresiva y lírica e incisivo, raudo, enérgico y vigoroso, respectivamente; y un dúo sólido y profesional, profundamente trabajado en lo estilístico, decidido en la interpretación y equilibrado en lo sonoro, compitiendo de igual a igual como ya requerían sus escogidas partituras, pues su formación técnica y musical individual así se lo permite.
Abordaron después Sonata nº 4 en Do M., op. 101/1 (1815) de Beethoven, dedicada a la Condesa Erdödy, húngara e íntima amiga, y de su última etapa creativa. Diferente atmósfera ambiental, con el cello presentando el tema de carácter tierno y dulce, sin amaneramientos, muy bien complementado por el piano en idéntica línea, en el Do M.. del Andante, para pasar al La m. del Vivace, con la enérgica entrada de ambos en cinco octavas y después al Adagio, melódicos y expresivos, tornándose juguetones y flexibles al subir el tempo a Andante y preparar el Vivace final, con el piano y sus calderones en la presentación del motivo, acelerado el tempo pero nítido en repetición a la inversa y, acabado el desarrollo entrambos, finalizar con interesante coda. La versión, con mucha tensión, fue muy aplaudida.
Beethoven de nuevo para abrir 2ª parte con Siete variaciones en Mi b M., WoO 46 (1801), sobre el Duetto "A los hombres que sienten el Amor" de La flauta mágica de Mozart, donde el piano hace de Pamina y el cello de Papageno, que propiciaron el buen gusto del dúo, con gracia y humor, el lucimiento del piano en su parte y un cello muy musical aún en su tesitura grave. En la misma línea de acierto transcurrió el regalo añadido al acabar el concierto, respondiendo a las ovaciones del público a obras, intermedio y final: Variación sobre "Canticorum iubilo" de Händel, también del mismo Beethoven, para lucimiento del virtuosismo de ambos artistas.
Culminó el repertorio la Cello Sonata en Do M., op. 119 (1949), dedicada a Rostropovich, de Prokófiev (1891-1953). De élla dijo Miakovsky: ""música milagrosa"", a pessar de ser acusada de "formulista". El cello, a plena potencia, toca una reflexiva melodía, que recuperará al final de la pieza, como inicio del Tumba andante grave, siendo ambos más líricos en el 2º tema. El desarrollo es dramático, la recapitulación emotiva y la coda animada, en genial combinación que se cierra serenamente. Lo irónico y lúdico se mezclan en piano y cello en el Scherzo con staccatos y pizzicati, mientras el Trío es melódico, claro y conmovedor. En el Allegro final está lo más simple; melódico estribillo de apertura; dos episodios intermedios, uno de suaves melodías y otro sereno y reflexivo; y como cierre vuelve al tema inicial tratándole de modo grandioso, con el cello dando su nota más grave y sin vibrato dentro de su protagonismo, como en el moderato anterior lo tuvo el piano. El éxito refrendó la versión entregada del dúo y el recital al completo.
José M. Morate Moyano
Filipe Quaresma y António Rosado, cello y piano
Obras: L. de Freitas Branco, L. v. Beethoven y S. Prokófiev
Sala Delibes del Teatro Calderón de Valladolid