Con el Concierto rumano de György Ligeti arrancó un, multitudinario donde los haya, concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española bajo la dirección de Joshua Wellerstein.
Multitudinario a la antigua usanza, además; inquieto y bullicioso en su entrada de la calle Atocha, y, de resultas, lleno, pues, hasta la últimas filas y butacas de la grada de un generoso, histórico ya, Teatro Monumental, que ofrecía, así, un magnífico aspecto en todas sus zonas y localidades.
Aquel Ligeti, en un interesante y atractivo exordio de concierto, aunó la marca folclórica de la tradición y origen del que ciertamente parte, con atisbos preclaros de una detallista e inteligente orquestación.
El Concierto para violín de Johannes Brahms con María Dueñas, imprimió una inestimable dosis de estimulante carácter para una obra, como casi todas las del de Hamburgo, que traía consigo un importante tonelaje musical.
Dinamismo y lirismo contrastados con tempi siempre flexibles, musicales, y un trabajado empaque y ajuste con el podio y atriles, que encadenó momentos ciertamente destacados.
Momentos que alimentaron de continuo una escucha atenta, imperturbable, ya desde su inspirador y rotundo primer movimiento. Un Allegro non troppo de ejemplar continuidad sinfónica hasta alcanzar una enérgica cadencia, plena de sentido.
No era, pues, para menos la razón entusiasta de aquel nutrido público, aplaudiendo con decisión, aclamando su entrega, ya desde este primer episodio del célebre Concierto de Brahms. No podían esperar al final de la obra, sin duda. Aunque, bien es verdad que este Allegro non troppo es, también, especialmente ambicioso formalmente.
La articulación de los diferentes episodios de la obra fue siempre virtuosa, en sí misma y en su concertación con los atriles. Una experiencia de clarividencia estética y dinamismo interpretativo con las bravura y delicadeza expresivas adaptadas a una partitura que, como dije, atesora mucha, muchísima música, al margen del natural virtuosismo.
La Tercera sinfonía, "Escocesa", de Felix Mendelssohn ocupaba una amplia segunda parte. Una obra que no esconde, tampoco, su ambiciosa factura y las raudas dificultades que entraña para la concertación del conjunto.
Vistosa interpretación de Wellerstein, con movidos y reflejos para plasmar in situ la diversa articulación sinfónica, cuidando detalles de fraseo, su ligero y comprometido diálogo orquestal y, el oportuno despliegue expresivo de los solistas destacados por la textura de Mendelssohn, en sus atriles.
Luis Mazorra Incera
Maria Dueñas, violín.
Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española / Joshua Wellerstein.
Obras de Brahms, Ligeti y Mendelssohn.
OCRTVE. Teatro Monumental. Madrid.