Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Un artista sincero (Carlos Álvarez - Teatro de la Zarzuela)

Madrid - 20/12/2018

El pasado 17 de diciembre pudimos vivir otra de esas noches con lleno hasta la bandera que últimamente puede lucir con orgullo el Teatro de La Zarzuela. En esta ocasión, para disfrutar de un recital del barítono Carlos Álvarez junto a la joven soprano Leonor Bonilla, acompañados al piano por Rubén Fernández Aguirre.

Venía Álvarez de cantar en Londres el papel principal de Simón Boccanegra en Londres (donde ha cosechado un gran éxito de público y crítica), y la perilla algo agreste que lucía así lo demostraba. En programa, un recital con piano en cuya primera parte pudimos escuchar canción española, con obras de Miquel Ortega y Joaquín Rodrigo, y en la segunda parte, una selección de romanzas y dúos de zarzuela.

El propio cantante, en una intervención recibida con aplausos, se encargó de avisar al público de que él no es un cantante de corte liederista, pero que su intención es reivindicar el repertorio español. Antes del concierto pudimos mantener una breve conversación con Álvarez y nos confesaba que con un recital como este (que eligió en consenso con Rubén Fernández Aguirre y la propia Leonor Bonilla) tiene ‘… un objetivo fundamental: el público ha de pasárselo muy bien, quizás tanto como nosotros, … creando un ambiente de receptividad musical hacia un repertorio como el español, de una calidad contrastada…’.

Para ello, en esta ocasión las protagonistas fueron una selección de canciones de Miquel Ortega (1963), obras de corte clásico, con un aroma antiguo, que no caduco, con las que Álvarez pudo lucir todos los registros de su voz, de hermosísimo timbre, cada vez más asentada, que manejó con admirable dominio tanto en las notas más altas como en los graves apianados y en la media voz. Si bien casi todas las canciones seleccionadas tenían texto de F. García Lorca, quizá la mejor de la noche fuera Mi corazón no puede con la carga, con texto de Miguel Hernández, en la que la partitura de Ortega cambió de registro hacia la tristeza y la melancolía, lo que permitió a Álvarez lucir ese otro gran valor suyo como artista, su extraordinaria capacidad expresiva.

Nos comentó el cantante: ‘He tenido la suerte de encontrarme con grandes directores (tanto de escena como musicales) que me han permitido escudriñar con avidez las partituras en busca de los recursos necesarios para que un cantante de ópera pueda ser igualmente convincente tanto en su faceta vocal como actoral. Tenemos la suerte de comunicar un texto que aprovecha la atmósfera musical creada por el compositor y, si tienes una cierta sensibilidad …, una actitud orgánica en la expresión dotará al rol de una personalidad atractiva y creíble’. Lecciones muy bien aprovechadas por un artista que llena el escenario de presencia y carácter.

El cantante estuvo muy bien acompañado por la soprano Leonor Bonilla (reciente triunfadora en la Maestranza sevillana con Lucia di Lammermoor), que en esta primera parte mostró en los Cuatro madrigales amatorios de J. Rodrigo una voz de limpio registro, clara y segurísima en las agilidades. Y por el pianista Rubén Fernández Aguirre, quien supo enfrentarse a unas partituras en las que el piano no se limita a ser un mero acompañante, sino un complemento ideal para transmitir la emoción de la música, con pasajes además de gran dificultad. Para finalizar la primera parte, Álvarez y Bonilla interpretaron un estreno absoluto, una pieza que Ortega ha escrito ex profeso para este recital de Madrid. Respecto a su decisión de elegir al maestro Ortega como hilo conductor de esta parte de su recital, comentaba Álvarez: ‘En nuestro caso, tener a Miquel Ortega casi como “compositor de cámara”, además de como amigo, nos enorgullece y pensamos que es una magnífica oportunidad para hacer que se conozca su ingente obra’.

La segunda parte consistió en una selección de romanzas y dúos de zarzuela, con la particularidad de haber: ‘…sido seleccionado en virtud de aumentar aquel repertorio que no tuve la oportunidad de cantar anteriormente (el público demanda los “clásicos...”) y que pudiera darnos la oportunidad a Leonor y a mí de hacer dúos adecuados a nuestra vocalidad’. No cantó Álvarez ninguna romanza de las más populares escritas para barítono, sino que, como artista comprometido con la zarzuela, que ha defendido desde su debut en 1990 en este mismo Teatro de La Zarzuela con el Joaquín de La del manojo de rosas, eligió el ‘Raconto de Rafael’ de La calesera (F. Alonso) y la canción ‘Qué me importa ser judío’ de El niño judío (P. Luna) para demostrar su dominio del género y las magníficas cualidades de una voz que podríamos decir mejora con la edad, aunque sus 52 años son los de una espléndida madurez.

Un recital que se hizo corto para los seguidores del artista, a quien ovacionaron largamente (junto a sus acompañantes) y que fueron recompensados con dos propinas que completaron el recorrido por la música en español, esta vez desde tierras sudamericanas: Pampamapa de C. Guastavino, y un sorprendente Por una cabeza, tango de Carlos Gardel, que Álvarez supo cantar con un punto de desgarro sin abandonar la lírica.

Un recital, en fin, de un intérprete que: ‘…ha experimentado la vida en casi todas sus facetas y que puede mirar atrás con la perspectiva de una satisfactoria trayectoria (ahora soy, casi siempre, el mayor de mis colegas de reparto...) pero, sobre todo, observar el porvenir con halagüeña expectativa… Nunca esperé nada que no pudiera alcanzar con mi esfuerzo y la honradez de un trabajo que conozco desde la base, con lo que cada día que subo al escenario, ya sea para ensayar o para hacer una función o concierto, se convierte en un gratísimo regalo. Se dicen cosas bonitas sobre mi trabajo y se han traducido en reconocimiento público: otro aliciente más para seguir disfrutando (y haciendo disfrutar a los demás) de él’.

Blanca Gutiérrez

Leonor Bonilla (soprano) y Carlos Álvarez (barítono). Rubén Fernández Aguirre, piano.
Obras de Ortega, Rodrigo, Moreno Torroba, Alonso, Nieto, Luna y Guridi.
Teatro de la Zarzuela
. Madrid, 17 de diciembre de 2018.

Foto: Carlos Álvarez.

1265
Anterior Crítica - Viaje por la poesía de las vihuelas de Ariel Abramovich y Jacob Heringman
Siguiente Entre el alma eslava y el misticismo austriaco (OFGC)