Un concierto monográfico Bach con obras originales y algún que otro arreglo o auto-arreglo destacado a la postre, ofreció Kristian Bezuidenhout al clave con los integrantes de un bien dispuesto grupo instrumental (quinteto de cuerda que se cita bajo estas líneas) en el ciclo CNDM-Universo Barroco.
Un programa amplio y exigente para aquel clave protagonista, en versiones siempre dinámicas, tempi ágiles y concertados.
Así arrancó, se desarrolló (incluso en su movimiento más reposado) y se remató, por supuesto, el conocido Séptimo concierto para clave. Conocido especialmente, por cierto, por su más eficaz y equilibrada versión con violín solista y tonalidad ligeramente más brillante, de la menor.
Una obra que destacó al versátil conjunto, al margen casi de la importante parte de clave, un tanto menos soterrada que entrelazada en la maraña bachiana, pese al natural esfuerzo de sus integrantes en aligerar su parte.
La Toccata en re menor fue la siguiente etapa con un inicio de bello (y moderno) cromatismo y tenacidad a lomos de aquella agógica inquebrantable. Una fluidez agógica que, mantenida desde cero hasta prácticante el último suspiro, ofreció un fresco musical siempre coherente.
La misma tónica (en sentido figurado, quiero decir no literal-musical, claro) se vería extendida al pujante Tercer concierto para clave que sirviera de remate de esta primera parte.
Una continuidad e impulso permanentes que llevó también Bezuidenhout a solo, a la cuidada transcripción y precisa compleción (Mortensen) de la célebre Chacona final de la Segunda partita para violín solo. Una relativa licencia para este programa que aportó cierta expectación, correspondida, al margen de la obra original del de Eisenach.
El Primer concierto en re menor de vibrante factura, con mejor equilibrio entre atriles y una brillante parte de clave además, dio fin a este monográfico Bach.
El Adagio de este Concierto, escrito en la tonalidad inicial del programa de hoy, sol menor, ofreció la cara más sugerente y misteriosa de la tarde. Un oasis que se siguió de un final convincente y fulgurante... en aquella misma "tónica", la metáforica, digo.
Luis Mazorra Incera
Kristian Bezuidenhout, clave; Sophie Gent y Cecilia Bernardini, violines;
Donata Boecking, viola; Jonathan Manson, violonchelo; y Christine Sticher, contrabajo.
Obras de Bach.
CNDM-Universo Barroco.
Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto © Elvira Megías