Romántico empedernido, Chopin, que nació en Varsovia en 1810, está especialmente indicado para los momentos de melancolía y soledad. En esta ocasión hemos escuchado su Concierto nº1 para piano y orquesta. Comienza la Orquesta Sinfónica de Bilbao con gran vigor, luego el piano se impone de forma libre y elocuente que después se simplifica para que la orquesta aparezca, de nuevo, con hermosos momentos instrumentales. Aparente simplicidad de la orquestación que, en muchas ocasiones, ha sido criticada y definida como simple acompañamiento, pero que, en realidad, está expresamente buscada por el compositor y magníficamente dirigida por la directora JoAnn Falletta, conducida “à la Chopin”.
Los conciertos son para que se disfrute del instrumento solista, ¿no? Garrick Ohlsson, un gran especialista en el músico polaco, tanto que fue el primer pianista estadounidense en ganar el Concurso Internacional Frédéric Chopin en 1970, lo ha vivido. Sus grandes manos puede que contribuyan a su destreza y su fuerza en la ejecución, consiguiendo que recibamos la impresión de un majestuoso pájaro que sobrevuela al borde de un abismo, como lo definía uno de sus amigos, gran pintor y retratista. Con posterior regalo de valses.
La segunda parte ha correspondido a una de las obras menos programadas de Zemlinsky: La sirenita. Obra muy apreciada por la maestra Falletta nacida en Nueva York en 1954 y conductora conocida por la orquesta porque ya la ha dirigido en otras ocasiones y con la que consigue una gran consonancia y armonía. Actualmente es la directora titular de la Filarmónica de Búfalo.
La orquesta, soberbia, ataca el primer movimiento con gran protagonismo de la primera violín, alternando momentos de gran fuerza y pasajes lentos siguiendo las directrices del cuento original de Andersen: en realidad es una carta de amor que Hans Christian empezó a escribir el mismo día en que su amado se estaba casando. Andersen es la sirenita, enamorado y no correspondido, que termina convertida en espuma y posteriormente en aire (espléndidos los instrumentos de viento). Dejemos, de momento, las versiones tergiversadas de Disney y recuperemos los estupendos originales de Andersen, Grimm, Perrault…
Zemlinsky también se sintió como la sirenita. Compositor y director de orquesta vienés, nacido en 1871. Enamorado de su alumna y compañera Alma Schindler, que terminó casándose con Mahler, tuvo que exiliarse en EE.UU. cuando los nazis consideraron su música como arte degenerado.
La soledad interior, lugar desierto, tierra deshabitada, refugió a Andersen en la escritura y a Chopin y Zemlinsky en la música. Sus cuentos y melodías nos reconfortan en la nuestra.
Genma Sánchez Mugarra
Orquesta Sinfónica de Bilbao
JoAnn Falletta, directora
Garrick Ohlsson, piano
Música de F. Chopin y A. Zemlinsky
Palacio Euskalduna de Bilbao
Foto: JoAnn Falletta y Garrick Ohlsson estuvieron en la temporada de la BOS.