La Sinfonía “Matías el pintor” de Paul Hindemith, ofreció una versión estimulante de mano de la Orquesta Nacional de España dirigida por Joana Mallwitz con gesto amplio y destacada atención, tanto de la pequeña articulación y sus acentos, como de un fluido regulador (crescendo-decrescendo) orquestal (cuidados ya manifestados en las obras anteriores en programa, con diversa adecuación). Una asertiva entrada del Concierto de los ángeles (Engelskonzert), pregnante arranque de esta Sinfonía, así lo certificó de inicio.
Un denso fresco sinfónico, tripartito pero con mayor peso de los movimientos extremos, que llevó este programa sinfónico a su punto álgido, tras el descanso. Un punto álgido que tuvo una resolución rotunda con la atribulada Tentación de San Antonio y su convincente proceso cadencial final.
Un, también bien plantado y claramente planteado, El vals de Ravel, remató faena con parejos mimbres y una encomiable claridad de texturas desde sus (habitualmente) más difusos primeros compases.
Antes, en la primera parte, la Obertura de Guerra y paz de Serguéi Prokófiev había tomado el pulso al programa con acierto. Una obertura atractiva, poco habitual fuera de su entorno operístico, que fue el primer eslabón de una tarde que se coronaba después, en paralelo, con aquel Hindemith destacado.
Entre tanto, el Quinto concierto para piano y orquesta apodado “Emperador” de Beethoven, tuvo un solista entregado a la causa en Francesco Piemontesi. Vitalidad en su “tocco” pianístico que ofreció nuevas facetas de efectiva articulación en obra tan transitada como ésta.
Un encendido protagonismo del piano en sus vertientes virtuosa, lírica e improvisada, otorgado ya por Beethoven en su partitura, donde el sonido y su perenne “carácter beethoveniano” deben surgir tanto del piano, hoy por descontado, como del apartado orquestal. Una versión que tuvo, así, en conjunto y por momentos, un tenaz y acentuado espíritu scherzante (bello, eso sí…).
Ya fuera de programa, Piemontesi obsequió al público con el Tercer impromptu op 90 en sol bemol mayor, de Schubert: el bálsamo de una cantabile e íntima propina (una propina, por cierto, “de bemoles”: seis, nada menos; sólo en la armadura, eso también…).
Luis Mazorra Incera
Francesco Piemontesi, piano.
Orquesta Nacional de España / Joana Mallwitz.
Obras de Beethoven, Hindemith, Ravel, Prokófiev y Schubert.
OCNE. Auditorio Nacional de Música.