Un completo y estimulante programa en dos partes en el Festival de San Lorenzo 2024 (Comunidad de Madrid), en San Lorenzo del Escorial, el que ofrecieron la Orquesta y el Coro de la Comunidad de Madrid dirigidos por Óliver Díaz con el virtual protagonismo del espléndido solista Piotr Beczała.
Un excelente tenor polaco que dejaba clara, ya de principio, su rica raíz cultural trayendo a los atriles, entre tantos Verdis, Giordanos, Mascagnis y Puccinis de lucimiento para él y para el coro y orquesta, un detalle de su compatriota y eximio compositor romántico Stanisław Moniuszko que recomiendo frecuentar a los que me estén leyendo.
Una candorosa pieza con la que culminaba la primera parte extraída, además, de su ópera más celebrada y repuesta: La casa embrujada (Straszny Dwór).
Pero vayamos paso a paso. Una obertura, la del Nabucco, de indudable e indisimulado impulso rossiniano (crescendi rossinianos, incluidos) que, en manos de Giusseppe Verdi, es todo un alarde de sentido y frescura, dio inicio al acto con brillantez.
Una obertura que rara vez se da en concierto ensombrecida justamente por el coro que la siguió hoy en programa, el emblemático… y frecuentado... “Va pensiero…”
Un coro (preparado por Josep Vila) aquí con acentos expresivos y cuadratura concertante, con equilibrada tersura y balance vocal.
Los primeros bravos unánimes los acaparó el primer aria de tenor hoy, siguiendo con Verdi pero ya desde su Luisa Miller: “Oh! Fede negar pottesi…”. Y no era para menos dadas las facultades demostradas y mantenidas aquí.
Una poderosa voz, dinámica y en carácter sobre todo tipo de tesituras, del agudo al grave. Exploración de tesituras que se hizo también patente en “Su, profetessa… di´tu se fedele il flutto m´aspetta” de Un ballo in maschera.
El contundente coro: Vedi le fosche de Il trova, dio paso al Don Álvaro de “La vita è inferno all’infelice” en La forza del destino. Mayor intimismo y una interpretación más plástica y comprometida, camerística por momentos, salpicada de agudos en variados registros de carácter. Intensidad y riesgo con momentos memorables imponiendose a una orquesta curiosamente amplificada en su sección de viento, en parte por el efecto de ecualización (amplificación en su caso) que propician las diferentes profundidades, alturas y proyección acústica de la cubierta de este escenario.
Stanisław Moniuszko es todo un compositor a descubrir, pese a la popularidad en su tierra y buen hacer de su música, y que, quizás, aquí no ha trascendido como debería. Un ejemplo notorio es el “Aria z kurantem” de la citada Casa encantada o embrujada (según la traducción, Straszny Dwór).
El sonido aterciopelado del violonchelo, seguido de la viola, imprimieron un espíritu más contrito al inicio de la segunda parte: el Intermedio de Manon Lescaut de Giacomo Puccini.
Con poder vocal arrancó la Recondita armonia de Beczała sobreponiendose a esta nutrida orquestación, sin titubeos.
De ahí a Pietro Mascagni y su dramática “Mamma, quel vino è generoso” de Cavalleria rusticana, donde la espléndida dinámica vocal de Piotr Beczała tuvo especial relevancia en las líneas de canto dobladas por una poderosa orquesta.
Síguiendo con Cavalleria rusticana: “A casa amici… Viva il vino spumeggiante” con coro y las generosas características de este solista tenor en un entorno algo más rítmico y de tempi más flexible.
Del Andrea Chénier de Umberto Giordano: “Come un bel di di maggio”. Calmo de tempo y carácter pero pronto desplegando las cualidades en un entorno bien concertado y seguido por piso y orquesta. Un verdadero tour de force resuelto con brillantez, para cualquier solista, en el contexto de estas dinamicas orquestales de las que ya comenté su singularidad acústica aquí, especialmente cuando cubre el viento todo el espectro de frecuencias hasta los flautines en los tutti.
El extático Coro de boca cerrada de la Madama Butterfly de Puccini fue un oportuno descanso para el solista, con el Coro de la Comunidad de Madrid como protagonista.
Con Calaf y su incombustible “Nessun Dorma” del Turandot de Puccini, un final en punta, en lo que a popularidad se refiere, para una velada donde las extraordinarias cualidades vocales de este tenor quedaban patentes en un entorno altamente exigente.
El también harto popular, Bizet de: “La fleur que tu m’avais jeté” de Carmen, ya fuera de programa, destacó a la postre aquellas virtudes de la voz de Piotr Beczała a lomos de otro género de gusto melódico galo.
Una segunda propina fue obligada, cabalgando de nuevo sobre la inspiración melódica, pero en esta ocasión de vuelta a un Giordano casi hímnico en su “Amor ti vieta”, de Fedora.
Luis Mazorra Incera
Tenor solista: Piotr Beczała.
Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid / Óliver Díaz.
Obras de Bizet, Giordano, Mascagni, Moniuszko, Puccini y Verdi.
Festival de San Lorenzo 2024 (Comunidad de Madrid), San Lorenzo del Escorial.
Foto © Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid / David Mudarra