“Quisiera que mi libro fuese, como es el cielo por la noche, todo verdad presente, sin historia” (Juan Ramón Jiménez)
Esta cita define a la perfección el acontecimiento al que tuvimos el privilegio de asistir el pasado 18 de febrero dentro del marco del festival “Tocando las estrellas” de Granada. Lleno absoluto en una noche fría.
El pianista y compositor Josué Bonnín de Góngora interpretó en exclusiva obras de su autoría. Se trata de una figura absolutamente imprescindible dentro del panorama artístico actual. Con gran carisma se dirigió al público antes de cada una de sus obras para realizar una breve explicación que ayudaría a todos los oyentes a sumergirse en el universo fantástico de su magia sonora. Bonnín de Góngora nos ofrece una propuesta estética sincera y valiente (mantener raíces tonales lo convierte en rara avis) que transmite sin subterfugios su concepción más íntima de la verdad a través de su obra. De porte señorial y educación exquisita, su forma de acercarse a la música es sin duda aire fresco en nuestros días.
El verso de Juan Ramón que da título a esta pequeña crónica me vino a la cabeza mientras escuchaba su recital ya que fue precisamente eso, todo verdad presente, lo que se pudo sentir al estar ante un legado tan honesto. En un mundo en que la música atonal y de vanguardia compite con otras voces como ante la que ahora nos encontramos, se agradece siempre la sinceridad apabullante que transmite este autor.
Un aspecto importante para destacar es el privilegio de poder escuchar una serie de obras interpretadas por la misma mente y corazón que las concibió. Siempre es interesante atender a las primeras grabaciones de Rachmaninov, Shostakovich o Britten interpretando su propia música. En este caso pudimos presenciar el espectáculo de magia que supone un hecho de tal calibre, que convierte un acontecimiento como el vivido en parte de la historia contemporánea de la música.
De su repertorio, cabe puntualizar la enorme variedad de enfoques propuestos. Desde la creación de ambientes absolutamente intimistas como los presentes en Poesía n.9 o Cuento del Retiro números 2 y 6, hasta la ofrenda de pasajes rotundos y valientes en el fragmento de Concierto para piano, coro y orquesta en Do menor que nos recordaban al aspecto justiciero de predecesores como el propio Beethoven en su Heroica, pasando también por otras propuestas de armonías más disonantes y transgresoras como las existentes en El Vagabundo y la Vida. Por último, resaltar sus piezas dedicadas a distintos lugares de Andalucía tales como Lejanías de Vélez, de enorme riqueza armónica y melódica con reminiscencias estilizadas del flamenco.
Como todo gran arte, éste posee unas raíces profundas en sus ancestros, pudiendo intuir en ocasiones perfumes de Beethoven o Chopin, sin menoscabo de un lenguaje absolutamente personal como el ofrecido por el compositor. Es además, sorprendente observar la reacción del público ante esta concepción estética. Estaba absolutamente conmocionado y esto se observó vivamente a través de los numerosos bravos y aplausos en pie que regalaron a Josué. No puede haber en mi opinión una apuesta más acertada que la basada en tu propia sensibilidad, sin tratar de aportar ningún tipo de efecto que no sea estrictamente necesario.
Lentamente, desalojó la sala un público agradecido por toda la verdad presente de este concierto que hizo historia.
Alberto Martos
Josué Bonnín de Góngora, pianista y compositor
18 de febrero, Auditorio de la Caja Rural de Granada
Festival Tocando las Estrellas
Foto © Sara Ruano