Con la intención de que un Proyecto didáctico, musical y artístico repercuta en el panorama internacional de la música clásica, Jesús Reina y Anna Nilsen alumbraron en 2014 la prestigiosa Academia Galamian, nombre que remite al violinista y pedagogo armenio, Ivan Galamian, figura imprescindible en la pedagogía e interpretación violinísticas del siglo XX. La colaboración entre la entidad académica Galamian y la Fundación Unicaja ofreció, el pasado sábado 23 de febrero, en la Sala Mª Cristina de Málaga (antiguo conservatorio con una acústica y arquitectura excepcionales) un programa bipartito, dirigido en todo momento por el joven Director valenciano Francisco Valero-Terribas, hizo las delicias de un público entusiasta que abarrotaba la Sala del Antiguo Conservatorio María Cristina de Málaga.
La Orquesta de la Academia Galamian introdujo los primeros compases del Concierto para violín y Orquesta en Re Mayor Op. 77 de Johannes Brahms, con su primer movimiento Allegro non troppo, en donde la joven violinista Anna Margrethe Nilsen dejó claro a la Orquesta por qué es mundialmente conocida: virtuosismo, expresividad y una acertadísima convergencia de líneas interpretativas sensibles junto a un exquisito trato melódico. Las indudables dificultades técnicas del Programa fueron defendidas por el arco de la violinista noruega que supo resaltar toda la riqueza del mensaje musical de la obra al abordar con perfección y maestría desde pasajes de acordes rasgueados o marcados acentos rítmicos hasta aquellos en los que brilló la controlada caricia de compases cargados de dulzura interpretativa.
Y mientras la valía de la expresiva y gestual batuta de Valero- Terribas hacía las delicias de una emocionante obra que parecía “luchar” en el ring de la orquesta. La perfecta comunión de Nilsen y Valero-Terribas a la batuta de la Orquesta Galamian dejaron claro a un público conmovido que se puede llevar a “Concertar” al violín frente a la orquesta y de cómo la simbiosis de ambos pueden llegar a generar el clímax que tanto defendió el propio Brahms. Es en esta obra del compositor romántico donde se puede aunar el lirismo de sus melodías conjuntamente con el concepto sinfónico de la obra en sí. Y así lo expresó un público fervorosamente entregado a los placeres de estos dos titanes (Nilsen y Valero-Terribas) de la música a los que regalaron largos minutos de aplausos. El agradecimiento de ambos se manifestó con un bis, interpretando ahora una pieza de gran sentimentalismo y propio del repertorio tradicional del violín Meditación, de Thaïs (1894), de J. Massenet.
La segunda parte del concierto se centró en la Sinfonía nº2 en Do Mayor Op. 61 de R. Schumann, en donde los cuatro movimientos de la obra romántica siguieron a la arrolladora batuta de un director sin partituras en el atril, la del valenciano, Valero-Torribas. Este joven Director es conocedor de la poderosa influencia de retroalimentación comunicativa entre su batuta y la Orquesta. Es por ello que no sólo es llamativo que dirija sin partituras en el atril, sino que precisamente considera a la orquesta como su propio atril personal al poner en marcha una técnica en la que se ayuda de su poderosa y expresiva gestualidad, la misma que transmite a cada músico de su maquinaria orquestal en aras de una excepcional musicalidad. Su poderosa expresividad se ve perfectamente plasmada en el trabajo de la orquesta del tercer movimiento Adagio espressivo donde parece llegar a un clímax melódico o éxtasis orquestal con un sonido vivo, brillante y lleno de calidad sonora.
El público asistente premió el concierto con una inmediata y unánime ovación que, por largo tiempo, celebró no sólo la gran interpretación de la Orquesta de la Academia Galamian, sino a un programa romántico de gran envergadura técnico-musical defendida por aquellos Titanes Galamanianos, toda una revelación artística del siglo XXI.
Verónica García Prior (Musicóloga)
Orquesta de la Academia Galamian
Francisco Valero-Terribas. Anna Margrethe Nilsen, violín.
Fundación Unicaja
Sábado 23 de febrero, Sala Mª Cristina, Málaga.