Ya nada más entrar en el auditorio, algo llamaba la atención: la enorme masa orquestal u coral no sólo ocupaba todo el escenario; ocupaba además la zona correspondiente al foso, que cuando éste no es necesario se destina a añadir más filas de butacas. De esta forma, el director se encontraba al mismo nivel que la primera fila de espectadores. Luego, la peculiar distribución orquestal, con el arpa y los vientos solistas en primera fila a la derecha del director. Y, tras entrar el Orfeón Donostiarra, no hizo lo propio la sección infantil, el Orfeoi Txiki. Terminan entrando los solistas y el director, Daniel Harding; ellos se sitúan junto al director, mientras ella lo hace en medio del coro.
Tras la extrañeza inicial, vimos como todo cobraba sentido a medida que avanzaba la música: la soprano se sitúa junto al coro porque cantan el tema clásico del Requiem, mientras que el tenor y el barítono, al cantar el poema de Wilfred Owen, se encuentran debidamente separados del resto de vocalistas, siendo a menudo respondidos por ese coro de voces blancas que cantaba desde fuera de escena, con un resultado dramático realmente fantástico.
La Orchestre de Paris defendió, bajo la batuta de Daniel Harding, con gran precisión la compleja partitura antibélica de Britten, con momentos absolutamente brillantes, destacando por igual todas las secciones de la orquesta, de enormes dimensiones. El Orfeón Donostiarra debutaba la obra, y volvió a lucir todas esas virtudes que le caracterizan, desde la potencia más atronadora en los momentos más dramáticos hasta ese “Amen” final casi inaudible. Muy bien igualmente el Orfeoi Txiki. De los solistas, destacar el matizado canto del tenor Andrew Staples y del barítono Florian Boesch, y la enorme potencia vocal de la soprano Emma Bell.
Llenaba el Kursaal un público quizá algo temeroso de lo que iba a escuchar; ya se sabe, Britten sigue siendo música contemporánea para el conservador público donostiarra. Los fuertes aplausos finales demostraron que no había por qué tener miedo. En vivo, y más de una forma tan teatralizada, esta obra es muy disfrutable incluso para oídos conservadores.
Natan González
Emma Bell, Andrew Staples, Florian Boesch.
Orfeón Donostiarra. Orfeoi Txiki Abesbatza.
Orchestre de Paris. Dirección musical: Daniel Harding.
War Requiem, de Benjamin Britten.
Quincena Musical.
Palacio Kursaal, Donostia-San Sebastián (21/08/2019)
Foto © Quincena Musical