El encuentro entre la chelista Camille Thomas y el autor Fazil Say, fue fundamental para la consolidación de la idea de Never give Up, una respuesta a los ataques terroristas de Paris y Estambul, que tuvo su estreno el 5 de junio de 2020 y el trabajo posterior para la DG, llevado a cabo con la Orquesta Filarmónica de Bruselas, dirigida por Mathieu Herzog, también violinista y compositor. Para su interpretación, se vale de un Feuermann Stradivarius, de 1730, propiedad de Emanuel Feuermann. El ámbito de la composición de Fazil Say, es campo abierto en los géneros más diversos, recibiendo encargos que van desde el Festival de Salzburgo, a la WDR, la Dortmund Konzerthaus, o el Meckelburgo-Pomerania. Fue artista en Residencia en periodos distintos, de la que fue su casa, la Dortmund Konzerthaus, entre 2010/11, de la Berlin Konzerthaus, para confirmarse los dos años siguientes en la Rundfunck Hesse, de Franfurt y en el Festival de Música de Rheingau. La propia chelista confirmó el estreno de las dos obras elegidas en nuestro país además de manifestar el espíritu que embargaba las urgencias que nuestra época vivía.
Tentado por las sonoridades modales y las recurrencias rítmicas más libérrimas, partiendo de bases folklóricas de cercanías, presentaba en estreno dos primicias. Ana Tanriça (Deidad Materna), himno a la fertilidad realzada por el tratamiento de los metales y timbales, entre las cuerdas a modo de llamada tribal en su paso hacia una especie de lamento sugerido por maderas y violines, unas cuerdas que, al tiempo, tratadas de forma percusiva, dibujan como un registro de efectos con aires que se acercan a las influencias del jazz. Obra tensa y condensada que se resolvía en un tiempo breve. Por su parte, Never give Up,(No te rindas), pieza en tres espacios, apuesta por una actitud militante contra la violencia terrorista, ya desde la entrada con la solista en una expresiva densa cadencia de temple dramático, en un movimiento que se avanza como poema sinfónico, favorecido por una recreación sonora atmosférica- Cadenza-, con una respuesta obsesiva en un continuo permanente a cargo del resto de la orquesta, al que sigue un Adagio concentrado mientras se prepara un escalada estremecedora tras un silencio obsesivo resuelto en ritmos sostenidos que enlazan con el inicio de la obra.
Paul Daniel mantuvo con precisión cada una de las demandas de permanentes cambios de métrica especialmente en esta obra concertante desde la Cadenza en la que muestra la asimilación de las imaginarias fuentes de procedencia y que igualmente, enlazarían en la distancia con las tres danzas de Dvorak. Para el bis, y porque la ocasión se ofrecía, la chelista quiso obsequiarnos con una intensa lectura de El cant dels ocells de un respetable defensor del antibelicismo como era Pau Casals.
Antonin Dvorak en tres de las Danzas eslavas del Op. 72, la segunda en Mi m, que dio entrada al concierto, una dumka ucraniana, además de la tercera en Fa M, especie de danza bohemia y la séptima en Do M, mas festiva, nacidas desde el piano como las del Op. 42 y que llegaría a ser orquestadas posteriormente, gracias a una insinuación del editor Simrock, quien veía bien continuar el parecido encargo tomado de Johannes Brahms, y que tendrá consecuencias en este trabajo. El propio Dvorak no parecía muy convencido, precisamente por el modelo que tenía como comparación. Óptimo será el resultado final, ya que de argumentos estaba sobrado y así, sabría valerse de las fuentes de procedencia que se repartirán desde Eslovaquia a Polonia o Servia. Material con el que se había medido en sus obras orquestales y de otros géneros, incluida la ópera. Lo suyo será una acertada imitación, sin atenerse a esas fuentes de procedencia a secas.
Ramón García Balado
Camille Thomas. Real Filharmonía de Galicia / Paul Daniel. Obras de Fazil Say y Antonin Dvorak.
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
Foto © Xaime Cortizo