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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Sonidos de la Alhambra (Festival de Granada)

Granada - 15/07/2019

El 68 Festival Internacional de Música y Danza de Granada vio deslucida la clausura de la presente edición por la presencia de la lluvia en el Palacio de Carlos V, que obligó a suspender hasta en dos ocasiones la interpretación del interesante programa que Pablo Heras-Casado dirigía frente a la Mahler Chamber Orchestra. “No he venido a luchar contra los elementos”, pensaría posiblemente el director y responsable de la programación del presente Festival; verdaderamente, resulta triste que así fuera, ya que la noche no podía pintar mejor a juzgar por los retazos musicales que logramos disfrutar.

Programar un festival al aire libre en lugares tan destacados de la Alhambra a veces tiene sus riesgos: el aire que mueve las partituras, el sonido ambiental de algún cuco trasnochando, las limitaciones acústicas de los espacios artísticos... Pero hay un fenómeno natural contra el que no se puede luchar, y que imposibilita la realización artística: la lluvia. Al peligro de deslizamiento en suelo mojado se une la circunstancia de que los valiosos instrumentos que los profesores de las orquestas invitadas suelen tocar no pueden dañarse por el efecto del agua. Por ese motivo, Pablo Heras-Casado, con total serenidad y circunspección, suspendió sendas veces su concierto de clausura en el Festival de Granada de este año, decisión encomiable y comprensible, pese a que ello limitara nuestras posibilidades de disfrutar de la mejor música.

La luna cercada se había asomado al patio del Palacio de Carlos V, curiosa ante la expectación que allí se manifestaba, y durante los primeros veinte minutos del concierto ésta consiguió disfrutar, al igual que los asistentes, de una magnífica versión de la Suite ‘Pulcinella’ de Igor Stravinsky. Heras-Casado acometió con decisión y dinamismo la partitura, en un alarde de conocimiento y coherencia que hicieron de su versión una muestra de claridad y estilo. La Mahler Chamber Orchestra, una de las mejores orquestas del momento, no defraudó, y pese a las dificultades para compensar la sonoridad en el anillo central del Palacio de Carlos V, sus efectivos sonaron perfectamente equilibrados. Merece especial mención la concertino Meesun Hong Coleman, a quien el compositor reserva varios fragmentos solistas, así como la espléndida sección de vientos.

La segunda obra del programa se trataba de un estreno absoluto encargo del Festival de Granada: Alhambra del compositor húngaro Peter Eötvös. Esta obra constituye su tercer concierto para violín y está planteado desde la reflexión sobre el presente y el pasado; en esta ocasión lo hace a partir de las arquitecturas mismas de la Alhambra, a las que acude sin pretensiones programáticas.  Los paisajes, la luz, los sonidos del entorno han entrado a formar parte del lenguaje de Eötvös, y los ha traducido en sonido, haciendo gravitar la pieza en torno a la nota Sol. Lo que quizás Eötvös no contempló en su ideario artístico fue la lluvia, que momentáneamente suspendió el estreno de su obra.

Una vez reanudada desde el principio la obra pudimos disfrutar de una partitura muy bien construida. El solo de violín inicial parte de Sol y desarrolla una extensa frase evocadora, que en seguida encuentra en la orquesta réplica y desarrollo. La violinista Isabelle Faust fue la encargada de interpretar la compleja parte solista, en un alarde de técnica y expresividad. Una orquesta rica en elementos tímbricos, con una percusión muy reforzada y un poderoso uso de las cuerdas, estuvo moldeada en todo momento por Pablo Heras-Casado; con gesto preciso, inequívoco y dinámico construyó el complejo discurso sonoro de Eötvös siendo fiel a la idea primigenia del compositor, y dotando de protagonismo en todo momento al violín. La obra evoluciona con pasajes sonoros en los que el puntillismo, la glosa y la adición tímbrica articulan un discurso variado y sumamente efectista; y entre medias, siempre presente, el canto solista que explora las múltiples posibilidades expresivas del violín contemporáneo. El propio compositor, presente entre el público, subió a saludar al final del estreno de su obra, mostrando sobradamente el agrado y satisfacción con el trabajo realizado por Heras-Casado e Isabelle Faust.

El programa se completaba con la interpretación de las suites de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, obra revisitada en el Festival de este año con motivo del centenario de su estreno en forma de ballet. Para la ocasión el artista Frederic Amat había creado una banda visual que se proyectaría en los paneles cromáticos que, cerrando los vanos de la columnata del patio del palacio, constituían un fondo escénico muy atrayente. Esta banda dinámica evolucionaba con cambios cromáticos conforme la partitura se iba desarrollando, sugiriendo desde la abstracción y las formas en movimiento una transmutación sonora y, en cierto modo, psicológica de la música.  Apenas habíamos podido disfrutar de la introducción y la primera parte, en una muy cuidada y coherente versión de Pablo Heras-Casado al frente de la Mahler Chamber Orchestra, cuando la luna se ocultó tras las nubes y el cielo comenzó a llorar, diluyendo con su llanto lo que potencialmente habría sido una magistral interpretación de la obra de Falla.

Gonzalo Roldán Herencia

68 FESTIVAL DE GRANADA
Programa:
Igor Stravinsky, Suite ‘Pulcinella’; Peter Eötvös, Alhambra; Manuel de Falla, El sombrero de tres picos.
Mahler Chamber Orchestra
Solistas:
Isabelle Faust (violín), Carmen Romeu (soprano)
Escenografía audiovisual: Frederic Amat
Director: Pablo Heras-Casado
Lugar y fecha: Palacio de Carlos V, 12 de julio de 2019

Foto © Festival de Granada | Fermín Rodríguez

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