La tradicional visita de invierno de Grigori Sokolov, al ciclo madrileño de Grandes Intérpretes, se resolvió con una cierta vuelta al repertorio más tradicional del ruso. Fuimos muchos los que nos sorprendimos, el año pasado, por su decisión de dedicar buena parte del recital a un grupo de piezas de Henry Purcell, prácticamente inéditas en el mundo de los recitales para piano. Tabla rasa. Sokolov se centró, este año, en el repertorio que le es más afín, empezando por Bach (al que dedicó la primera parte del programa). Y es de justicia reseñar que lo que, probablemente, buscaba Sokolov con Purcell, poner en valor su obra trasponiéndola al piano, él y otros compañer@s de generación lo han conseguido con la de Bach en los últimos decenios. No digo que la obra de Bach, reinterpretada al piano, sea algo reciente. Pero sí lo es su increíble primacía a lo largo de nuestro planeta hoy. Muchos se sorprenderán al saber que Bach es el tercer autor más interpretado en los programas de concierto de los últimos años, tras Beethoven y Mozart (dato aportado por un sistema de AI, sic). Algo impensable hace 30 o 50 años (hasta donde alcanza nuestra memoria…). Con todo, el ruso, un año más, es de lo poquísimos pianistas que logra el lleno casi absoluto en nuestro Auditorio Nacional.
En esta primera parte, dedicada a Bach, Sokolov nos dio dos ópticas relativamente diferenciadas. En los Cuatro duetos BWV 802-805 nos ofreció su piano más objetivo. Neutro, desde una perspectiva emotiva, con una pulsación detallada e impactante (como solo es capaz nuestro pianista), donde consigue que podamos escuchar todas las notas de la partitura, también gracias a un uso inteligente y parco del pedal. Elegante a la vez que sobrio en los adornos. Magnífico. En la Partita BWV 826 Sokolov se mostró mucho más emotivo. Con dinámicas más amplias. Lo dejó muy claro desde la Sinfonía inicial, que logró sobrecogernos en pocos segundos. Igual efecto tuvo su fascinante interpretación de la bellísima Sarabande. Un Bach quizás más próximo al gusto interpretativo de las generaciones recientes de pianistas. Parecía querer decirnos que el domina todos los palos. Sin más.
También la segunda parte se centró en su repertorio más habitual. Chopin y Schumann. En ambos casos no hubo sorpresas (quizás en Schumann, con algunas notas falsas más que de costumbre, probablemente “ayudadas” por el concierto paralelo de toses). Su piano romántico es tendencialmente reposado. Lo que no impide un uso brutal de las dinámicas, apoyadas en un pedal y una mano izquierda que no pierden rotundidad con los años. Preciosa selección de Mazurcas, las cuatro del opus. 30 y las más maduras del opus. 50. Sin sorpresas. Un piano que sigue poseyendo una profunda poética, como pocos son capaces de lograr hoy en día. Curiosamente, el público pareció mucho más cautivado en la Mazurca opus 68 num. 2, que suele incluir en muchos de sus conciertos paralelos de propinas, que en las del propio programa…
Las Escenas del bosque de Schumann tienen un cierto carácter recopilatorio. Encontramos un poco de todo del mejor Schumann para piano, a la vez que una cierta anticipación motívica, como ocurre con su num. 7 (Pájaro profeta), en el que algunos creen ver un antecedente del piano impresionista e incluso de las grandes pajarerías de Olivier Messiaen (que curioso sería escuchas al ruso obras del francés…). Sokolov estuvo magnífico, con un piano marcadamente detallado y poético, pero puede que se le notara cierto cansancio.
Sigue siendo el más querido. Y el público volvió a demostrárselo. La organización aprovechó la cita para anunciar la “esperada” cancelación del concierto de Maurizio Pollini y su sustitución por Martha Argerich y Nelson Goerner. Muchos pensamos que salimos ganando… Otra cosa es el cambio de fecha. El lunes de Pascua será difícil llenar el Auditorio Nacional, ya que algunos estaremos de vuelta del breve periodo vacacional de esas fechas. Antes disfrutaremos de la presentación en el Ciclo del joven Martín García García, primer español que logra entrar en el podio de galardonados del último certamen de piano Chopin. Sangre nueva para el piano. Enhorabuena.
Juan Berberana
Grigori Sokolov, piano
Ciclo Grandes Intérpretes, Fundación Scherzo
Obras de Bach, Chopin y Schumann
Auditorio Nacional, Madrid