El Palacio de Hualle acogió la última edición de sus Noches Líricas con el estreno en España -¡ahí es nada!- de ‘El oso’, extravaganza en un acto de William Walton basada en la comedia homónima de Anton Chéjov. La romántica aventura de Hualle que emprendieron Jorge Grunberg y Margaret Jova en 2008 inspirándose en los numerosos festivales veraniegos que se celebran en casas de campo de rancio abolengo en Francia e Inglaterra y que desde 2014 formaba parte de la programación del Festival Internacional de Santander, llegó a su fin de la mejor manera posible, descubriéndonos una simpática -y no del todo inocua- ópera de cámara que debería ser más conocida.
La denominación de extravaganza se adecua a la perfección a esta parodia-pantomima que se deja seducir por los encantos del music-hall, pues de todo ello hay en tan singular partitura. Podría parecer una mezcolanza excesiva, pero el trabajo de Walton y su libretista Paul Dehn resulta simplemente magnífico. Juntos abordan el sempiterno tema de la guerra de sexos con un desenfado y una vitalidad rítmica incontenible que lo emparentan en lo dramático con ‘La fierecilla domada’ de William Shakespeare y en lo musical con el jazz y la tradición bufa italiana que culmina en el ‘Gianni Schicchi’ de Puccini.
De la obra, que por cierto puede disfrutarse en YouTube en la versión llevada al disco por Richard Hickox para Chandos y en la reciente producción videográfica de Opera Holland Park, llamaron nuestra atención varios momentos, entre los que destacamos la caricaturesca escena ‘Madame, je vous prie’ y el aria ‘I was a constant faithful wife’ confiados a los protagonistas.
La puesta en escena de tan entretenido y bien acabado pastiche correspondió a Rita Cosentino, de quien volvimos a admirar su ingenio para hacer mucho con muy poco y esa habilidad que ya apreciamos en su trabajo con ‘Il segreto di Susanna’ de Wolf-Ferrari para traducir cada frase, cada nota en un movimiento, en un gesto del cantante/actor con más eficacia que cualquier subtítulo.
Cosentino ideó un sencillo, pero eficaz decorado que trasladaba la acción al salón de una rica casa inglesa de los años treinta del siglo pasado y contó con la dirección musical de Rubén Sánchez-Vieco y la colaboración de un pequeño reparto de implicados y perfectamente conjuntados intérpretes, desde la más que interesante soprano Paloma Chiner como la afligida viuda Popova, el barítono Pablo Rossi Rodino como apasionado Smirnov y el bajo Isidro Anaya como histriónico Luka hasta los actores Aarón Martín y Máximo Esteban como desternillantes criados y, por supuesto, el versátil piano de Tatiana Studyonova. Como ha sido tradicional en las Noches Líricas de Hualle, al espectáculo le siguió un agradable cóctel servido en un amplio jardín y en condiciones meteorológicas perfectas con el que despedimos una cita que echaremos de menos.
Darío Fernández Ruiz
Paloma Chiner (Popova), Pablo Rossi Rodino (Smirnov) e Isidro Anaya (Luka).
Tatiana Studyonova, piano.
The Bear, extravaganza de William Walton
Palacio de Hualle, Treceño (Cantabria)
71º Festival Internacional de Santander