Una de las atracciones más solicitadas de una visita cultural a Viena, capital musical por excelencia, es la asistencia a un concierto de esos jóvenes embajadores de la ciudad cuales son las cinco agrupaciones, una de ellas femenina, que componen los Niños Cantores de Viena, institución coral infantil que se creó en 1498 por el emperador Maximiliano I cuando decretó la fundación de la Wiener Hofmusikkapelle de la Corte Imperial. Sus actuaciones tienen lugar habitualmente en tres espacios escénicos; el teatro MuTh, su propia sala de conciertos que se encuentra al lado del palacio Augarten, donde residen y se forman integralmente, de manera especial en música coral, y en la Capilla del Palacio Imperial durante la misa de los domingos, así como puntualmente en la Catedral de San Esteban. Sus giras a lo largo del año son habituales por los más distinguidos escenarios internacionales como la que durante este mes de marzo han realizado por España de la que ha sido penúltima cita la llevada a cabo en el Auditorio de Diputación de Alicante (ADDA), que la ha integrado como una de las más atractivas actuaciones de su programación principal de la presente temporada.
Los veintidós componentes que se han presentado en el escenario alicantino conforman el grupo que lleva por nombre Franz Schubert, músico que de niño formó parte de esta famosa agrupación coral infantil vienesa, de donde, seguramente, enriqueció su excelsa capacidad melódica. En esta ocasión venía dirigida por el pianista acompañante peruano Andy Icochea, muy vinculado a esta prestigiosa institución coral infantil desde que fuera su kapellmeister entre los años 2005 y 2011, que ha escogido un programa variado en estilos, interesante en su tratamiento y adaptación y, finalmente, muy divertido, que ha hecho las delicias del público en general y del infantil, con destacable presencia, en particular.
La primera parte del programa ha estado dedicada a grandes autores como Schubert, Schumann, Mendelssohn, Brahms, Rheinberger y, como era de esperar, Johann Strauss II, del que en octubre del presente año se cumple el bicentenario de su nacimiento. Se inició con una adaptación de Gerald Wirth, presidente y director artístico de los Niños Cantores de Viena, del famoso Vals del Emperador, Op.437 que servía para introducir el particular ambiente vienés. Le siguió la preciosa romanza Der Wassermann, Op.91/3 de Robert Schumann sobre unos versos de Justinus Kerner para continuar con una angelical versión del Trío de Ángeles del oratorio Elías, Op. 70 de Felix Mendelssohn antes de pasar al cadencioso andante de Brahms que ocupa el tercer dueto de su opus 20, que precedía al anhelante protector Salmo 23 que con tanta emocionalidad religiosa escribió Schubert en diciembre de 1820.
Se llegaba así al momento más relevante de la primera parte; el constituido por las cuatro canciones que bajo el título Der Jungbrunnen (La fuente de la juventud) destacan entre Las doce canciones y romances a cuatro voces Op. 44 también de Brahms, especialmente la tercera, que lleva por título Los sauces junto al arroyo, por el sugestivo y ondulante canto que evocaba el movimiento de las hojas de los árboles al viento destacando la belleza de las naturales voces blancas características de este coro, uno de los principales secretos de su canto.
Tras su delicada interpretación, el coro sacó todo el partido que encierra la Oración de David que contiene el Salmo 86, Inclina, Oh Señor, tu oído, Op. 118, excelentemente musicado por Josef Gabriel Rheinberger, el más destacado compositor nacido en el Principado de Liechtenstein, y una muy efectista versión del famoso arreglista coral alemán Oliver Gies del admirado lied Der Erlkönig, D 328 de Franz Schubert, muy acertadamente cantado en su persistente tensión dinámica, sobre unos versos de Johann Wolfgang von Goethe, para cerrar la primera parte del concierto con la polka francesa La alegría del cantante, Op.328 y el conocido vals El espíritu de Viena, Op. 354, ambos de Johann Strauss (hijo) con las que los Niños Cantores de Viena quisieron ensalzar de nuevo el ingenio tan popular compositor austriaco.
La segunda parte fue dedicada a temas populares que, en su mayoría, fueron dignificados por la diversificación vocal de la que hizo gala este coro como quedó reflejado en los curiosos y divertidos arreglos que se iniciaron con una muy refinada interpretación de una popular canción de amor de la provincia Kyongi Do de Corea, que dejaba una característica impresión extremo-oriental, destacando posteriormente entre otras La Paloma, popular habanera compuesta en Cuba por el músico alavés Sebastián de Iradier, la rebrincada alegre canción Chim-Chim Cher-ee de la película Mary Poppins compuesta por los hermanos Sherman, que hizo las delicias del auditorio, para terminar el programa con el famoso vals El Danubio azul después de una gran exhibición de agilidad vocal puesta de manifiesto con la Polca rápida, Op. 193 de Josef Strauss que incrementó la admiración del público ante la emisión, afinación, colocación y estratificación de voz en esta mítica formación coral infantil cuya expresividad de canto fue en todo momento muy cuidada en dinámica por el experimentado maestro Andy Icochea.
Como bises, los Niños Cantores de Viena interpretaron una estimulante Marcha Radetzky compuesta por Johann Strauss I y una divertida pantomima de la canción infantil Un elefante se balanceaba, hasta que la columpiante tela de la araña se rompió, produciendo la sorpresiva caída en el escenario de todos los componentes del coro ante la general hilaridad del auditorio.
José Antonio Cantón
Niños Cantores de Viena
Director: Andy Icochea
Obras de Brahms, Mendelssohn, Schubert, Rheinberger, componentes de la familia Strauss y temas fílmicos y populares.
Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). 11-III-2025