La Filarmónica Sociedad de Conciertos cerró su temporada en el CCMD de Valladolid, presentando a la BBC Symphony Orchestra de mano de su Titular Sakari Oramo (Helsinki, 1965) desde 2012, antes en la de la Radio Finesa, Nacional de Letonia, Sinfónica de Birmingham, Principal en la R. Filarmónica de Estocolmo y de la Ópera Kokkola desde 2004, además de consumado violinista. La Orquesta nació en 1930 y demostró su vigencia en todo tiempo, siempre dirigida por los mejores: Boult, Koussevitzky, Mengelberg, Walter y Toscanini. Fue solista invitado el pianista Boris Giltburg (Moscú, 1984), israelí, ganador del "Paloma O'Shea" como 2º, Santander 2002 y en el 2013 del "Reina Isabel" en Bruselas, los tres nombres por vez primera en la ciudad.
El Concierto para piano nº 3 en Re m., op. 30 (1909) de S. Rachmaninov ocupó la Parte I, brindando la 1ª sorpresa pues la lectura ofrecida se alejó y mucho de los stándares establecidos. El Allegro inicial siguió el tempo marcado ma non tanto, atacando la orquesta en piano y lenta la diatónica melodía, que fue creciendo poco a poco en tempo y volumen extraordinariamente con la figuración pianística equivalentemente servida, hasta llegar a la cadenza, que Giltburg tocó con mucha pasión romántica, riqueza de detalle en diálogo con vientos y mucha calma tensa; sobresalió su mecanismo infalible y el brillo en su sonido; eligió la "ossia", más larga, difícil y grandiosa, volviendo al tempo I completo tras la coda, siempre con la orquesta midiendo y expresando cada nota, con un Oramo claro y conciso controlando todo. Bello momento del oboe y cuerdas muy expresivas en la sencilla melodía noble y romántica que abre el Intermezzo: Adagio;; la entrada del piano con arpegios ascendente y descendente, lleva a ecos del movimiento III del "Concierto nº 2" con la melodía en el Re M. del estilo ruso.
Y llegó en ataque súbito el rotundo y terriblemente romántico Finale: alla breve, hecho con rápido vigor por la BBC como si fuera un solo instrumentista y un pianista en el colmo de sus posibilidades técnicas y expresivas, rematando con esas 4 primeras notas rítmicas del aludido "Concierto nº 2", a modo de firma musical del autor. El público reaccionó como cabía esperar y premió a Director, solista y orquesta, con largos y repetidos aplausos aplausos, particularizados en un Giltburg fantástico, que no lo fue menos en el Preludio nº 5 en Sol m., de los 10 de 1901, que regaló para calmar el entusiasmo producido por el Concierto, con igual resultado exitoso en el mismo ante tanta musicalidad.
La II Parte arrancó con April-England, op. 48/1 (Impresiones del tiempo y lugar) de John Foulds (Hulme, Manchester, 1830- Calcuta, 1939), ambicioso y experimental compositor influído por el folklore de la India, con el que Oramo tiene especial relación por haberlo recuperado y grabado esta obra con los de Birmingham. Concebida para piano en 1926, fue orquestada en 1932 y recoge el particular misticismo creyente en el "kairos" y huele a Liszt por su riqueza sonora y de detalle y exigencia técnica y describe, como él mismo señala :"el opulento crecimiento de la primavera o también un panegírico a Inglaterra, como hace Shakespeare en el Act. 2 de "Ricardo II"". Orama llevó a sus músicos con entusiasmo, en versión agradable y optimista.
Y llegó otro gran momento regido por un Director dominando la partitura que hizo de memoria, a una BBC que sonó suntuosa, uniforme en familias y conjunto, con perfecto equilibrio sonoro y solistas sin mácula, destacando la nobleza de los metales (sensibles los trompas), la fagot, dúctiles maderas (flauta en particular) y unísonos brillantes en cuerdas de afinación ejemplar. Todo en esa especial Sinfonía nº 5 en Mi b M., op. 82 de Jean Sibelius, tan intensa y de lectura tan complicada en su 3ª versión de 1919, para celebrar el cumpleaños del autor declarado Fiesta nacional, ya con sus dos primeros movimientos fusionados en uno, con unas relaciones marcadas que para Oramo y los suyos fueron terreno fácil en su creciente velocidad y volumen, como en lo fueron en los otros dos, interpretando a la perfección esos complicados "strettos" sin pasarse o los "largamente" previstos, magestuoso el vuelo de esos cisnes inspiradores o el original final con esos famosos 6 acordes separados por silencios que despiden una obra tan querida por el autor, que le hizo escribir a A. Carpelan: "... Dios abre su puerta un momento y su Orquesta está tocando mi 5ª Sinfonía". Con ese cariño y expresión se tocó y así fueron sus resultados para el público, un placer bien remunerado en ovaciones, correspondidas con "un poco más de Sibelius", como anunció Oramo, y tocar uno de sus sentidos poemas musicales, para lucimiento particular de las cuerdas. Una jornada especialmente feliz y memorable, como se preveía dados los mimbres.
José M. Morate Moyano
Boris Giltburg
Orquesta Sinfónica de la BBC / Sakari Oramo
Obras: S. Rachmaninov, J. Foulds y Jean Sibelius
Sala Sinfónica "Jesús López Cobos" del CCMD de Valladolid
Foto © Mark Allan