Con este recital se conmemoraban los 20 años de participación del bajo barítono alemán Matthias Goerne en el Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela. Se trata de uno de los liederistas más queridos y admirados por el público de estos lares. Su voz es profunda, con tintes sombríos que, sin embargo, sabe acoplarse sin esfuerzo al lirismo de Richard Strauss.
Goerne junto al pianista Alexander Schmalz, han confeccionado para esta ocasión un programa valiente que no buscaba el éxito fácil. Lo integraban obras de Frank Martin, Shostakovich, Hans Pfitzner y Richard Strauss.
Goerne tiene una poderosa presencia dramática vocal, sobre todo en el mundo del lied y así lo demostró en los Seis monólogos de Jedermann, sobre textos de la obra del mismo nombre escrita por Hugo von Hoffmannsthal y puestos en música por Frank Martin. La obra, un auto sacramental, inspirado en los Mysterienspiele alemanes, sobre todo en La muerte de un hombre rico, de Hans Sachs, fue estrenada en Berlín en 1911, pero ha logrado su enorme fama desde que lo fue en 1920 en el Festival de Salzburgo por el mismo escritor con la inestimable colaboración del genial director de escena Max Reinhardt, y donde se representa cada año, casi ininterrumpidamente, en la fachada principal de la Catedral. Son composiciones muy conectadas con el Sprechgesang (canto hablado), de muy difícil ejecución, ya que el recitado debe ser muy musical y el canto muy recitado.
Goerne y Schmalcz la recrearon con su habitual maestría. Como cosa curiosa tengo que comentar que estas composiciones de interpretación tan infrecuente, que escuchamos por primera vez en el ciclo en 1998 en la voz de Bo Skovhus; sin embargo este año hemos podido disfrutarlas en dos ocasiones, esta que comento y otra en abril, magistralmente interpretada también por un joven Andrè Schuen.
A continuación, sin que mediase ningún tipo de intervalo, nos ofrecieron cinco canciones de la Suite sobre textos de Michelangelo Buonarroti de Dmitri Shostakóvich y la bellísima Oh, Delvig, Delvig, procedente de la novena parte de la Sinfonía n. 14 del ruso. Las interpretaciones fueron acertadas, pero carecieron de la melancólica ensoñación eslava.
La segunda parte del programa estuvo dedicada a composiciones de Hans Pfitzner, el músico ruso alemán que tuvo una vida bastante azarosa debida sus encuentros y desencuentros con el Tercer Reich y cuya única obra que goza de una limitadísima popularidad es su ópera Palestrina, aunque también compuso lieder muy apreciables, aunque nunca alcanzasen la maestría de los de su inspirador, Hugo Wolf. Con esta sección el concierto comenzó caldearse y acabó de hacerlo con Richard Strauss. En la que nos ofrecieron interpretaciones magníficas de Morgen, Ruhemein Seele, Freundliche Visin y el sublime Im Abendrot.
Fue una sesión para mí más interesante que emocionante. Con todo, una vez más ambos intérpretes demostraron que pertenecen a la primera división de los artistas del lied.
Francisco Villalba
Matthias Goerne y Alexander Schmalcz.
Ciclo de Lied, CNDM.
Teatro de la Zarzuela, Madrid.
Foto © Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) - Rafa Martín